A partir del 20 de mayo, entrará en vigor un nuevo reglamento de extranjería en España que deja a más de un cubano en el aire. Y es que con esta actualización, si alguien pide asilo y le dicen que no, todo el tiempo que haya vivido y trabajado en el país durante el proceso ya no cuenta para solicitar la residencia por arraigo. Así, tal cual. Como si ese tiempo no existiera.
Esto pone contra la pared a quienes confiaban en la vía del arraigo como alternativa si el asilo no prosperaba. Ahora, tras una negativa, no queda otra que aguantar dos años en situación irregular antes de volver a intentar regularizarse. Sí, dos años echando pa’lante sin papeles, sin derechos, y con más incertidumbre que comida en la libreta.
Una ventanita, pero por tiempo limitado
A pesar del portazo, el gobierno español dejó una puertica entreabierta. Durante un año, quienes reciban una negativa firme a su asilo antes del 20 de mayo de 2025, podrán acogerse a un régimen transitorio y pedir el arraigo tras solo seis meses en situación irregular, en vez de los dos años que exige la norma nueva. Pero eso sí, la solicitud solo se podrá presentar entre el 20 de mayo de 2025 y el 20 de mayo de 2026. Después de eso, se acabó lo que se daba.
Cinco tipos de arraigo, pero con sus trabas
Aunque el nuevo reglamento menciona cinco formas de arraigo para regularizar la situación de los migrantes, todas tienen letra chiquita. El arraigo social, por ejemplo, ahora requiere dos años viviendo en España (antes eran tres), además de demostrar que se tiene familia legalmente establecida o un informe de integración.
El arraigo sociolaboral también exige dos años de residencia y un contrato de trabajo. La buena es que bajaron las horas mínimas semanales de 30 a 20. Algo es algo.
Está el arraigo socioformativo, que pide compromiso de estudios en sectores demandados por el mercado laboral. También existe el arraigo por segunda oportunidad, dirigido a quienes perdieron su permiso de residencia en los últimos dos años y buscan recuperarlo.
Y por último, el arraigo familiar, que no exige tiempo de residencia, pero se reserva para quienes tienen hijos nacidos en España o en otro país de la Unión Europea. No todo el mundo puede acogerse a eso, claro.
El asilo, una esperanza que casi nunca se cumple
El camino del asilo político tampoco pinta bonito para los cubanos. Aunque cada vez más personas de la isla presentan solicitudes, son muy pocos los que logran una respuesta favorable.
En los primeros ocho meses de 2024, más de mil cubanos pidieron refugio en España. Y eso es solo una parte de la historia. Según datos de la CEAR, en 2023 se recibieron 3,082 solicitudes de cubanos, un salto enorme comparado con las 1,392 de 2022.
Pero el entusiasmo no se traduce en resultados. De esas más de tres mil solicitudes, apenas se resolvieron 1,157, y de esas, solo 30 personas consiguieron el estatus de refugiado. El resto se quedó con las manos vacías: 777 denegadas y 350 archivadas, sin que nadie explicara mucho.
El problema de fondo, dicen desde dentro del sistema, es que España no reconoce abiertamente que Cuba vive una dictadura. Para ellos, la mayoría de los cubanos se va por motivos económicos, no por persecución política, lo cual complica todo el proceso de asilo.
Conclusión: el panorama no está fácil
Con el reglamento nuevo, las opciones legales para los cubanos en España se van estrechando. El asilo sigue siendo una puerta casi cerrada, y el arraigo, que era una salida, ahora viene con más obstáculos que nunca.
La realidad es dura: cada vez hay más cubanos en tierra ibérica buscando una oportunidad, pero las leyes no se lo están poniendo fácil. El tiempo corre, y con él, las esperanzas de muchos que llegaron soñando con una vida más estable, lejos de la crisis interminable de la isla.