En medio de los apagones eternos y una crisis eléctrica que no da tregua, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) se tiró un post en Facebook asegurando que los parques solares de la isla pueden aguantar huracanes categoría 4. Sí, esos mismos que arrasan con techos, postes y hasta con la paciencia del cubano.
Según la UNE, los paneles solares instalados en todo el país tienen resistencia probada al viento y al granizo, y están construidos con tecnología capaz de soportar ráfagas de hasta 228 kilómetros por hora. La entidad citó como fuente al libro Energía Fotovoltaica para Cuba, del profesor Daniel Stolik, considerado uno de los pioneros del tema en la isla.
¿Aguantan o no aguantan?
La publicación, que intenta tranquilizar a un país sin corriente, también asegura que los módulos están ubicados estratégicamente por todo el territorio nacional para evitar que un solo fenómeno meteorológico los tumbe todos de un golpe. Añaden que factores como la inclinación hacia el sur, la baja altura, el diseño en filas, y la protección natural del terreno aumentan la resistencia de estas instalaciones.
Sin embargo, bastó que soltaran esa “buena noticia” para que se desatara el fuego cruzado en redes.
La calle no se come el cuento
Los comentarios llovieron como si fueran parte de un ciclón. Una usuaria comentó con ironía que iba a guardar el post para cuando “el primer vientecito platanero” tumbe los paneles y la UNE diga que fue culpa del mal tiempo.
Otro internauta se fue más allá y preguntó: “¿Y entonces qué pasó en Mariel cuando pasó el ciclón? ¿No dijeron en la televisión que el parque solar se echó a perder a mitad y costó más de un millón de dólares repararlo?”
También hubo quien comparó las instalaciones cubanas con los estándares internacionales. Un ingeniero aclaró que, por ejemplo, en Estados Unidos los parques solares que sobreviven huracanes tienen bases de concreto profundas y estructuras reforzadas, lo cual deja dudas sobre si las versiones cubanas tienen ese mismo nivel de seguridad.
Paneles nuevos, apagones viejos
Todo este debate surge justo después de la inauguración del parque fotovoltaico La Barbarita, en Consolación del Sur, Pinar del Río. El proyecto fue presentado como un logro energético… aunque en la calle el apagón seguía como si nada.
El ingeniero Yulié Salgado Barrizonte, quien dirigió la obra, explicó que el sistema instalado —de origen chino— no está hecho para desmontarse ante huracanes, pero que tras el paso de Ian apenas hubo afectaciones. Aun así, la desconfianza popular no cede.
Una promesa más entre tantas
A pesar de todos los discursos optimistas, la realidad energética del país sigue hecha leña. Las termoeléctricas están en crisis, falta mantenimiento, y el combustible brilla por su ausencia. Y aunque la energía solar ya forma parte del plan, apenas representa un 5 % de la matriz energética actual.
Además, como no hay sistemas de almacenamiento eficientes, la corriente que se genera de día no se puede guardar para la noche, así que los paneles solares, por ahora, no iluminan la oscuridad del apagón cubano.
El gobernante Miguel Díaz-Canel ha dicho que este año se instalarán 500 megavatios más, y que para finales de 2025 se llegará a 1,200 MW, con la meta de alcanzar 2,000 MW de energía solar para 2030. Todo muy bonito en papel.
Pero mientras tanto, la luz va y viene (más va que viene), y los cubanos siguen viendo cómo se inauguran parques nuevos mientras en sus casas los bombillos no prenden.
Como dijo un usuario en los comentarios, “Me da igual que se los lleve un huracán, total, si nunca hay corriente”. Y así, con esa mezcla de resignación y sarcasmo, muchos resumen el sentir general: promesas sobran, pero la realidad sigue a oscuras.
