En pleno Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel salió a escena con un mensaje que ha provocado ardientes reacciones en redes. Según él, la lucha por los derechos de las personas LGBTQ+ forma parte de los «ideales de equidad y justicia del socialismo cubano». Pero a muchos, este discurso les supo más a propaganda que a convicción.
“El amor ya es Ley. Hagámoslo triunfar siempre”, escribió Díaz-Canel, celebrando las Jornadas contra la Homofobia que se realizan hace 18 años en la isla. Pero, como era de esperar, la respuesta de los cubanos en redes no se hizo esperar. Para muchos, esas palabras no borran la historia de persecución y castigo que vivieron miles por su orientación sexual o identidad de género en nombre de esa misma Revolución que ahora intenta posar de inclusiva.
“¿Y las UMAP, qué? ¿Eso también era parte del amor?”, soltó un internauta indignado, recordando los campos de trabajo forzado que el gobierno creó en los años 60, donde fueron recluidos miles de jóvenes homosexuales, religiosos y otros considerados “inadecuados” por el régimen. Entre 1965 y 1968, esas Unidades Militares de Apoyo a la Producción se llenaron de personas a las que se quería “reeducar”. Muchos salieron marcados de por vida. Algunos, ni siquiera salieron vivos.
En medio de la ola de comentarios, un profesor cubano recordó la hipocresía del discurso oficialista. “Después de años de persecución, expulsiones de escuelas y centros de trabajo, acoso policial, y de tratar a los homosexuales como escoria… ahora vienen con el cuento de la justicia socialista”, criticó con dureza.
El pasado no se olvida tan fácil, aunque lo intentes maquillar. Basta con escuchar las propias palabras de Fidel Castro en su discurso de marzo de 1963, donde dejó claro el pensamiento de la cúpula revolucionaria: “Nuestra sociedad no puede darles cabida a esas degeneraciones”, dijo sin tapujos, en una declaración que abrió las puertas a años de marginación y sufrimiento para la comunidad LGBTQ+ en Cuba.
Che Guevara tampoco se queda fuera del recuerdo. Muchos internautas lo mencionaron con ironía, recordando que él también compartía esa visión de “limpieza moral” del hombre nuevo revolucionario. Un comentario lo puso claro: “El Che estaría muy agradecido de tener una diana de tiro tan grande”, en alusión a los artistas y escritores homosexuales censurados, como Virgilio Piñera.
Las cifras son escalofriantes. Se estima que al menos 35 mil jóvenes fueron internados en las UMAP, y de ellos, muchos terminaron con secuelas físicas y psicológicas, e incluso se reportaron suicidios y muertes por tortura. Unos 500 acabaron internados en hospitales psiquiátricos. Todo, en nombre de una supuesta reeducación revolucionaria.
Hoy, cuando el gobierno habla de “igualdad” y “derechos”, para muchos suena más a campaña que a convicción. Porque el dolor no se borra con tuits ni frases bonitas. Y aunque intenten reescribir la historia, hay miles de voces que todavía recuerdan bien claro lo que pasó.
Al final del día, lo que muchos se preguntan es: ¿de verdad creen que pueden apropiarse de una lucha que durante décadas negaron, silenciaron y reprimieron? Porque, como diría cualquier cubano de a pie: “No es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar… y ustedes, compay, fueron el mismísimo infierno pa’ mucha gente”.