El reguetonero cubano Chocolate MC, nombre artístico de Yosvanis Arismin Sierra Hernández, está atravesando un verdadero viacrucis migratorio. Aunque desde febrero de 2022 existe una orden de deportación firme en su contra, el gobierno cubano le ha cerrado la puerta y se niega a recibirlo. Resultado: Choco sigue preso en Miami, esperando que alguien decida qué hacer con él.
Las autoridades migratorias de Estados Unidos fueron claras: sin el visto bueno del país de origen, no se puede ejecutar la deportación. Es decir, mientras La Habana no dé su brazo a torcer, el cantante seguirá detenido en el Miami-Dade County Pre-Trial Detention Center. Su fianza fue fijada en 16,501 dólares, pero hasta la fecha, nadie la ha soltado.
El periodista Mario J. Pentón fue quien sacó a la luz el documento de deportación, tras confirmarlo con fuentes dentro del sistema migratorio. Explicó además que el caso de Chocolate no es único, ya que más de 42 mil cubanos están varados en situaciones similares porque el régimen cubano simplemente no los quiere de regreso, a pesar de los acuerdos migratorios firmados con EE.UU.
Chocolate llegó a Estados Unidos en 2017 con una visa cultural, impulsado por la fama que había cosechado con su pegajoso tema Guachineo. Pero el éxito no vino solo. A los seis meses ya tenía líos con la justicia por cargos de agresión y secuestro en un altercado con su entonces pareja.
Y como si fuera una novela de malas decisiones, los problemas siguieron: en 2019, se metió en otro lío por una bronca en un club nocturno; en 2021, otro caso de violencia contra una mujer; más adelante, fue arrestado en Tampa con drogas en el carro; y en 2023, se fugó a toda velocidad de la policía. Como dice el cubano de a pie: «Choco no ha dado pie con bola desde que pisó tierra americana».
El abogado de inmigración Jesús Novo explicó que antes, cuando Cuba se negaba a recibir a un deportado, el individuo quedaba en libertad bajo supervisión una vez cumplida su condena. Pero con los cambios durante la administración Trump, esa puerta se cerró. Ahora, hay países como El Salvador que podrían recibir a deportados de terceros países, e incluso se ha planteado la posibilidad extrema de trasladarlos a la base naval de Guantánamo.
Por su parte, el abogado Wilfredo O. Allen fue más directo: le recomendó a Chocolate que se acoja a una deportación voluntaria a Cuba antes de que el sistema lo mande «pa’ donde sea». Según Allen, con el historial judicial que arrastra el reguetonero, su situación está bastante comprometida y no tiene mucho margen de maniobra. “Aquí el sistema no espera por nadie”, soltó sin pelos en la lengua. “Si Cuba no lo quiere, lo pueden mandar a El Salvador, a África, o a donde encuentren espacio”.
Mientras tanto, Chocolate no solo batalla con los procesos legales, también con su estado emocional. Hace unas semanas denunció públicamente las condiciones inhumanas de su celda, y luego soltó un mensaje críptico en redes que puso los pelos de punta a sus seguidores: “Falta poco para que a Jose, Elvis y El Dany se les una el Choco”, en referencia a tres artistas urbanos cubanos fallecidos.
Los rumores de un intento de suicidio no tardaron en correr como pólvora, aunque fueron rápidamente desmentidos por fuentes cercanas al artista.
Por ahora, el futuro de Chocolate MC sigue en el aire, atrapado entre una Cuba que no lo quiere y un Estados Unidos que ya no lo puede retener indefinidamente. Lo cierto es que, más allá del personaje escandaloso y del reguetón callejero, hay un ser humano al borde del colapso, esperando que alguien —donde sea— le diga qué será de su vida.
