¿Te imaginas regalarle una casa a alguien que lo necesita y que luego esa persona te diga que lo que le diste es una “mierda de casa”? Pues eso fue exactamente lo que le pasó al querido humorista cubano Limay Blanco, quien compartió su decepción en redes sociales tras enterarse de una reacción inesperada de una de las beneficiarias de su proyecto solidario Cristo cambia vidas.
Según contó Limay en un video publicado en Instagram y replicado en TikTok, una vecina le comentó que una mujer que había recibido una de las casas construidas por su ministerio cristiano, andaba por el barrio diciendo: “De madre la mierda de casa que Limay me dio”. Así, con todas sus letras. Imagínate tú el dolor.
El propio Limay confesó que, al escuchar eso, lo primero que le pasó por la mente fue tocarle la puerta y decirle: “Mira, antes tú vivías aquí, ven, quédate aquí”, y entregarle esa casa a otra persona que sí la valorara. Pero entonces, en medio de su indignación, recordó un pasaje bíblico: “Yo sané a diez leprosos…” y solo uno regresó a dar las gracias.
Esa reflexión lo hizo pensar: “Si eso le pasó a Jesucristo, ¿qué puedo esperar yo?”. Y aunque aceptó que le dolió, también dijo algo que dejó a todos tocados: “Nunca voy a esperar recompensa de nadie, pero duele, duele”. Ahí es donde uno entiende que hasta el más fuerte se cansa, y el corazón más generoso también se resiente.
Los comentarios de apoyo no se hicieron esperar. En TikTok, usuarios salieron en su defensa. Alguien escribió: “Alimentas a un perro un día y te lo agradece toda la vida; ayudas a un humano toda la vida y cuando dejas de hacerlo, te olvida al otro día”. Palabras duras, pero reales. Otros simplemente le dijeron: “Sigue con tu buen corazón, que Dios ve todo”.
Incluso el cantante cubano Yulién Oviedo soltó lo suyo: “El cubano es el ser más mal agradecido del planeta. Tú sigue haciendo el bien que el de allá arriba pone a sus hijos donde les toca estar”. Clarito y sin anestesia.
Limay ya no entrega casas como antes porque muchos beneficiarios las terminaron vendiendo, y eso ha hecho que la gente desconfíe y deje de donar. Aun así, no ha parado su labor. Hoy en día se dedica a otras acciones solidarias: desde organizar cumpleaños para niños vulnerables hasta llevar comida a familias que lo han perdido todo.
En otro momento del video, contó cómo una mujer, que vive prácticamente en una choza improvisada en el barrio El Tamarindo, donó parte de su comida para ayudar a otra madre. “Son las tres de la mañana y no estoy durmiendo. Quiero hacerle un cumpleaños bonito a esa bebé”, dijo Limay con la voz entrecortada.
Detrás de todo esto hay una verdad que muchos no quieren ver: en Cuba, la pobreza se ha vuelto parte del paisaje. Barrios marginales como El Tamarindo crecen sin control, y el Estado, en vez de resolver, opta por desalojar. Así pasó en el Cotorro en 2020 o en Jamaica, Mayabeque, en 2021.
Mientras tanto, los verdaderos héroes no llevan uniforme ni están en oficinas: están como Limay, haciendo el bien desde el corazón… aunque a veces se topen con la más dura de las ingratitudes.