Una movida encubierta al suroeste de Miami-Dade terminó sacando del juego a una red clandestina de peleas de gallos que, según la policía, llevaba rato operando bajo el radar. La operación acabó con 42 personas tras las rejas y más de 39 mil dólares en efectivo incautados, dinero que presuntamente venía de apuestas ilegales.
Todo comenzó el viernes pasado, cuando una llamada al 911 puso en alerta a las autoridades. El reporte hablaba de una pelea en una finca rural ubicada por la Avenida 192 del suroeste, y hasta se mencionaba que podría haber armas blancas de por medio. Cuando los agentes llegaron al lugar, se encontraron con un espectáculo digno de película: gallos sueltos por todos lados y una multitud en plena faena.
Algunos intentaron correr, pero no les dio tiempo. Entre los detenidos, uno cargaba espuelas de gallo, esas que se usan para hacer más sangriento el «espectáculo», lo que dejó claro el tipo de actividad que se cocinaba allí.
La investigación se puso seria, y bajo el mando de la Oficina de Crímenes Organizados y la Unidad de Inteligencia y Vicios del Sheriff, lograron desenmascarar a los responsables de organizar y participar en estas peleas. En total, se incautaron 72 gallos y más de 39 mil dólares en billetes vivos, producto, al parecer, de las apuestas clandestinas.
Entre los nombres que salieron a la luz están Juan González y Osbel Alfonso, ambos de Hialeah, junto a Frank Miguel Delgado Casas, Tomás La Rosa Hernández y Dennis Chov Moreno. A todos se les imputa por formar parte de estos eventos ilegales y por oponer resistencia al arresto sin violencia.
Algunos de los implicados ya comparecieron ante el tribunal de fianza, mientras que otros lograron salir bajo pago, entre ellos Xonia Rivero, Jorge González-Díaz y Fernando Franchi Alfaro, entre otros nombres que no tardaron en circular por los medios locales.
La sheriff del condado, Rosie Cordero-Stutz, fue directa en sus declaraciones: “Este tipo de crueldad no tiene espacio en nuestra comunidad”, enfatizó, dejando claro que el compromiso de su oficina va más allá del orden público. “Las peleas de animales no solo son brutales, también están ligadas a delitos graves como tráfico de drogas, armas y lavado de dinero. No vamos a tolerar eso aquí”, subrayó.
Aunque muchos todavía piensan que esto es “cosa de campo”, lo cierto es que las peleas de gallos están prohibidas en todo Estados Unidos, y no solo por el maltrato animal. Detrás de cada encuentro se mueve una red peligrosa que mezcla apuestas ilegales, violencia y crimen organizado.
Los gallos usados en estos combates suelen ser equipados con espuelas de metal, diseñadas para causar daño severo, y muchas veces la pelea termina con la muerte de uno o ambos animales. Un espectáculo cruel que, por suerte, ya tiene varios de sus organizadores tras las rejas.