¡Ni con olla de presión! Así resumen muchos cubanos la epopeya diaria de llevar a la mesa el famoso potaje de chícharos que llega en la libreta. La creadora de contenido Brianna —@briana_matancera en TikTok— decidió poner el dedo en la llaga y grabar, paso a paso, la “misión imposible” de ablandar los granos que, se supone, deben alimentar a toda una familia.
En su primer clip, Brianna se planta frente a la cámara con la bolsa de chícharos en mano y esa sonrisa de “vamos a ver qué pasa”. Entre risas resignadas confiesa que, aunque los chícharos son parte del menú nacional, los que reparten últimamente parecen legumbres mutantes: duros como canicas y más sucios que patio de construcción.
La cosa empieza con la fase ninja: “escogerlos”. Ahí la vemos separando basurilla, palitos, piedrecillas y vaya‑usted‑a‑saber‑qué. Como vienen a granel y sin etiqueta, cada puñado es una caja de sorpresas. “Si no te cuidas, te sale hasta un botón”, bromea mientras la montaña de impurezas crece a un lado del plato.
Superado el primer obstáculo, Brianna pasa al siguiente nivel: la célebre olla de presión. Suelta el dato que toda abuela jura a pie juntillas: “Mételes un cubierto de metal para que se ablanden más rápido”. Así que, cuchara adentro, tapa bien sellada y fuego alto. Cuarenta minutos después… ¡redoble de tambores! Destapa y—nada. Los chícharos siguen firmes, desafiando la lógica culinaria.
Lejos de rendirse, la joven tira de recursos. Añade calabaza y malanga, monta un sofrito con ají, cebolla y ajo que huele a gloria, y vuelve a la carga. Pero los granitos siguen tercos, como si se burlaran: “Aquí no se ablanda nadie”. El potaje se transforma en una sopa de vegetales flotando sobre piedras verdes.
Frustrada pero curiosa, Brianna lanza la pregunta del millón a su comunidad: “¿Qué truco usan ustedes para ablandar los chícharos de la bodega?” Las respuestas llueven. El consejo más repetido: dejarlos en remojo desde la noche anterior y, al día siguiente, echar media cucharadita de bicarbonato al agua de cocción. Remedio de la abuela, pasado de generación en generación, que hoy sobrevive en grupos de WhatsApp y comentarios de TikTok.
Más allá de la anécdota, este video destapa una verdad incómoda: la calidad de los alimentos racionados se ha desplomado. Lo que debería ser un plato humilde, nutritivo y rápido se convierte en un ejercicio de paciencia y creatividad. Porque, seamos honestos, no hay bolsillo que aguante el gas para cocinar granos que parecen balines.
Al final, Brianna cierra su video con un suspiro y una dosis de humor: “Si mañana encuentran mis chícharos blandos, fue un milagro… o mucho bicarbonato”. Y entre risas, deja en claro que cada potaje fallido es también una denuncia: en la isla, hasta lo que debería ser sencillo se cocina a fuego lento… y a veces, ni así.