En lo profundo de las montañas del Tercer Frente, en Santiago de Cuba, las autoridades pusieron fin a una operación que parecía sacada de una serie de narcos, pero bien cubana: una enorme plantación de marihuana fue descubierta y desmantelada por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) junto al Cuerpo de Guardabosques.
La acción ocurrió en la localidad de La Tabla, y según informó el medio oficialista Héroes del Moncada, el hallazgo dejó a más de uno boquiabierto. Más de 3 mil matas de maría, junto a un buen cargamento de semillas listas para echar raíz, fueron encontradas en el terreno.
«Pensaban que eran guajiros comunes, pero estaban cultivando para hacer daño», soltaron en tono acusador desde la página de Facebook que reportó el operativo. El mensaje fue claro: no se trata solo de una violación legal, sino de un problema social más profundo.
Varios individuos fueron detenidos por su vínculo con la siembra y venta del estupefaciente, aunque hasta ahora las autoridades no han soltado prenda sobre sus identidades ni el castigo que les espera. Lo que sí han dejado claro es que este tipo de delitos no se toman a la ligera, sobre todo en un país donde la palabra “droga” todavía carga un peso fuerte, tanto legal como cultural.
Desde el discurso oficial se insiste en que el consumo de drogas, lejos de ser una vía de escape, es una trampa. «Destruye la salud, los sueños y el futuro», recalcaron en la publicación, apelando más a la conciencia colectiva que a los titulares de prensa.
Aunque muchos asocian el tema de las drogas con los barrios calientes de La Habana, este caso demuestra que las lomas y los campos también están siendo tocados por estas prácticas ilegales. No hay rincón inmune, y el problema parece estar echando raíces en más de un terreno.
Mientras tanto, el eco del operativo sigue rodando por redes sociales, donde el asombro se mezcla con el debate. Algunos aplauden la acción de las autoridades, otros reflexionan sobre la desesperanza económica que empuja a muchos a buscarse la vida de cualquier forma, aunque sea al filo de la ley.