La historia se repite y cada vez más cubanos están al límite. La Unión Eléctrica (UNE) salió a justificar los apagones brutales de mayo alegando que nadie se esperaba tanto consumo eléctrico tan pronto. Sí, así mismo lo dijeron. Según el director general del Despacho Nacional de Carga, Félix Estrada Rodríguez, la demanda actual era algo que, supuestamente, no debía llegar hasta julio. Pero como en Cuba siempre hay sorpresas (y pocas buenas), el colapso se adelantó.
El ingeniero explicó que, en pleno mayo, ya el sistema eléctrico está consumiendo entre 60 y 62 GB de energía. ¿El problema? Ese era el número que tenían estimado para pleno verano, cuando los ventiladores y los aires explotan por el calor infernal. Pero ni llegó julio ni el sistema aguantó.
¿El resultado? Apagones a diestra y siniestra. Para el martes 20 de mayo, se espera que unos 1.700 MW de afectación se repartan por todo el país durante el pico nocturno. En buen cubano: la mitad del país en apagón programado… si es que eso se puede llamar programación.
Y como si eso fuera poco, se sumó otra desgracia: la unidad 6 de la termoeléctrica Renté, una de las más importantes de Cuba, se fue de servicio de forma inesperada. Y no fue la única. En Cienfuegos, la unidad 3 de la termoeléctrica Carlos Manuel de Céspedes también está fuera de combate por una avería en un tubo de la caldera. Nada puede arreglarse hasta que la temperatura interna baje. O sea, quién sabe cuándo.
Las cuadrillas están “listas” (según ellos) y tienen los materiales. Pero entre mantenimientos eternos y otras plantas fuera de servicio como Nuevitas y Santa Cruz, la capacidad de generación sigue en el piso.
A esto se le suma el famoso “factor de coincidencia”, ese fenómeno donde, cuando regresa la corriente, todo el mundo enciende todo al mismo tiempo. Resultado: sobrecarga y más apagones. Es como un círculo vicioso de desesperación eléctrica.
Pero lo que realmente pone los pelos de punta son los comentarios de la gente. En redes, los cubanos están desahogándose con furia y con razón. “El cubano está cansado de apagones, no hay agua, medicamentos ni alimentos, basta, Cuba llora lágrimas de sangre”, escribió Marisol Paz, en una frase que lo dice todo.
Maria Esther Mujica también explotó: “Sigue el aumento… y el calor y los mosquitos a tope, ¡basta ya!”. Y lo peor es que muchos ya no ven salida. Reinier Acuña lo resume con resignación: “Así pasaremos el resto de nuestras vidas en este país”.
Desde Pinar del Río, Maribel González denuncia la desorganización: “No tenemos horario para saber cuándo nos toca la corriente”. Mientras que Yaremi Delgado cuenta su tragedia: “Más de una semana sin dormir, sin poder cocinar”.
El pueblo siente que grita al vacío. “¿Alguien de los dirigentes lee estos comentarios?”, se pregunta Liudisvel Ángulo. Y Betty Ramos no puede más: “Nota de tortura y desequilibrio emocional”.
La realidad es dura y parece no cambiar. Bajo el castro-comunismo, las soluciones no llegan, la paciencia se agota y la dignidad del cubano se consume… igualito que la poca corriente que queda.
