En TikTok está corriendo como pólvora un video que ha dejado a más de uno boquiabierto. El protagonista no es un influencer cualquiera ni un bailarín con coreografías ensayadas. No, señor. Es un abuelo cubano karateca que, armado con sus chacos, demuestra que la maña no se pierde con los años, y que el espíritu guerrero tampoco.
El clip fue subido por el usuario @arielconesa y ha provocado una avalancha de reacciones en la plataforma. Aunque todavía no se sabe quién es este veterano sensei criollo, ya se ha ganado el respeto y la admiración de miles de usuarios, no solo en Cuba, sino más allá del Caribe.
Vestido con un karategui blanco impecable y un cinturón negro que habla por sí solo, el hombre se luce en lo que parece ser un rincón del campo cubano. El entorno, lleno de matas, casitas de madera y un gimnasio hecho a pulmón, le da al video una vibra bien auténtica, de esas que se sienten reales y cercanas.
Pero lo que de verdad roba cámara es su técnica. Con los chacos —o nunchakus, como se llaman oficialmente— este abuelo se mueve con una coordinación que ya la quisieran muchos en plena juventud. Cada giro, cada golpe al aire, está lleno de precisión y temple. ¡Una clase magistral sin decir una palabra!
Algunos usuarios se lo tomaron con gracia, como suele pasar en redes, pero la mayoría no dudó en aplaudir su disciplina, su fuerza y, sobre todo, su entrega. “¡Yo con esa energía a esa edad me siento millonario!”, soltó uno entre los comentarios. Porque sí, más allá del espectáculo, lo que transmite este señor es inspiración pura.
Y hablando de los chacos, vale la pena aclarar pa’ los que andan perdidos: estos no son palitos de kendo ni instrumentos de cocina, como alguno bromeó. Son nunchakus, un arma tradicional de Okinawa, Japón, usada en disciplinas como el karate y el kobudo. Dos palos, una cuerda (o cadena), y una técnica que exige concentración, reflejos de felino y pulso de cirujano.
Aunque se conocen sobre todo por sus movimientos de ataque y defensa, los expertos también los utilizan para desarmar, barrer al oponente o incluso hacerle una llave que lo deje tieso. No es cosa de juego, pero en manos sabias se convierte en arte puro.
Por supuesto, el video también abrió el debate típico: que si es peligroso, que si debería cuidarse… Pero la mayoría coincidió en algo: este abuelo no improvisa. Él sabe lo que hace y lo hace con el corazón. Algunos hasta lo compararon con Bruce Lee, Jet Li, o con los mismísimos personajes de Las Tortugas Ninja. Otros fueron más directos: “Este señor es el maestro de los nunchakus en Cuba”.
Y ahí está el punto. Más allá de la fama momentánea, lo que hizo este abuelito demuestra algo grande: la pasión, cuando es de verdad, no se jubila. No importa la edad ni el lugar, lo que cuenta es seguir haciendo lo que uno ama, y si encima lo compartes con el mundo, pues mucho mejor.
Así que si lo ves por ahí dándole a los chacos, no te rías. Mejor hazle una reverencia virtual, porque ese viejito tiene más fuego y estilo que muchos dojo enteros.