Lo que empezó como un video de comida callejera terminó siendo una sacudida emocional tanto para Luisito Comunica como para millones de cubanos. El youtuber mexicano, conocido por sus viajes y buen apetito, subió hace poco un episodio desde La Habana donde probaba algunos platos típicos… pero la reacción que recibió fue tan fuerte que terminó publicando una disculpa pública. “Los comentarios que me dejaron lograron romper mi corazón”, confesó conmovido.
La intención de Luisito, como él mismo explicó, era simplemente mostrar los sabores que se encuentran en las calles de Cuba: pan con lechón, jugos, dulces y otros platillos que, en apariencia, son cotidianos. Pero lo que no se esperaba era que miles de cubanos le respondieran diciendo: «Eso que tú comiste, yo jamás lo he probado». Y ahí fue cuando todo cambió.
“Una chica me escribió: ‘Gracias a tu video estoy conociendo la gastronomía de mi propio país’. Eso me pegó durísimo”, dijo Luisito con honestidad. Reconoció que fue un error no hablar del contexto: de la escasez, del control estatal, de la miseria disfrazada de normalidad. Porque sí, muchos de los alimentos que mostró solo están disponibles en el mercado negro, y algunos —como la carne de res— ni siquiera pueden tocarse sin correr el riesgo de ir preso.
En su sección “Luisillo el Gordillo”, el influencer suele comer de todo, en cualquier rincón del mundo. Pero esta vez, en lugar de los comentarios alegres de los locales, recibió mensajes llenos de tristeza, frustración y hasta enojo. “En Cuba, comer carne puede llevarte a prisión” o “Gracias por visibilizar lo que aquí se esconde”, fueron algunos de los mensajes más repetidos.
Pero lo interesante fue su reacción. En vez de justificar el contenido o borrar el video, Luisito hizo algo poco común en el mundo digital: se detuvo, escuchó y pidió disculpas. “Fui insensible al no mencionar que en Cuba comer no es una elección, es una lucha diaria”, declaró. Agradeció a quienes le abrieron los ojos y aseguró que su intención nunca fue herir ni romantizar una realidad tan cruda.
Lo cierto es que, con su alcance masivo, este video terminó siendo más que un episodio gastronómico. Sirvió como megáfono para que la voz de los cubanos cruzara fronteras. Porque más allá del pan con lechón, lo que Luisito mostró —aunque sin querer— fue un sistema donde comer bien es un privilegio reservado para unos pocos… y donde el hambre, tristemente, ya es parte del paisaje.