Betsy S. e Irianna Gilimas son dos madres cubanas que, como tantas otras, llegaron a Estados Unidos buscando un futuro mejor para sus hijos. Una vive en Texas, la otra en Florida, pero las dos comparten la misma pesadilla: el gobierno les ha negado el acceso a la Ley de Ajuste Cubano, pese a cumplir todos los requisitos.
Ambas entraron al país de forma legal con parole y, tras esperar pacientemente el año y un día establecido, intentaron regularizar su estatus. Sin embargo, se toparon con una sorpresa desagradable: la oficina de USCIS en Spokane, Washington, las considera “traficantes de personas” simplemente por haber cruzado la frontera con sus hijos menores.
Sí, como lo lees. Las acusan de traficar con sus propios hijos.
Una interpretación que raya en lo absurdo
Según los documentos de sus casos, la razón detrás del rechazo es que cruzaron por la frontera mexicana con menores de edad, y eso bastó para que el funcionario a cargo —el mismo en la mayoría de estos casos— aplicara una lectura retorcida de la ley. Lo más increíble es que ya hay al menos otras ocho familias cubanas atrapadas en la misma situación.
Los rechazos comenzaron a multiplicarse entre mayo de 2024 y abril de 2025, todos firmados por la misma mano en la misma oficina, como si hubiera una política interna que nadie se atreve a cuestionar públicamente, pero que está marcando la vida de familias enteras.
Sin papeles, sin trabajo, sin rumbo
Betsy, visiblemente afectada, contó su historia a CiberCuba. Dice que ha hecho todo como se debe: “Trabajé cuando tuve permiso, pagué mis impuestos, cumplí con cada regla… y ahora me tratan como si fuera una criminal”. Lo más duro para ella no es solo el limbo legal, sino la ansiedad de no saber qué puede pasar en cualquier momento.
“Imagínate que vas manejando, todo bien, y alguien se salta una roja y te choca. Te piden los papeles, y tú tienes que decir que estás acusada de contrabando. ¿Qué es eso?”, dice con la voz entrecortada. Aun así, no pierde la esperanza. “Por mis hijos no me rindo. Hay que seguir pa’lante, como decimos los cubanos. Pero es demasiado duro”.
Un niño con Green Card, unos padres criminalizados
El caso de Irianna es igual de surrealista. Su hijo, un niño de 5 años con necesidades especiales, sí recibió la residencia legal, pero tanto ella como el padre del pequeño fueron rechazados bajo el mismo argumento: que lo que hicieron fue tráfico humano. ¿Cómo es posible que el niño sea beneficiado por una ley que castiga a sus propios padres?
Para ellas, volver a Cuba ni siquiera es una opción sobre la mesa. El miedo real es quedarse varadas en este limbo, como tantos centroamericanos que llevan años sin papeles y sin posibilidad de arreglar su situación.
Esperanza en el Congreso… y en la justicia
Algunas familias ya han tocado puertas, incluyendo la de la congresista María Elvira Salazar, pero todo apunta a que esto tendrá que resolverse en tribunales. Los abogados que las representan creen que es necesario llevar una demanda colectiva contra USCIS, porque esta interpretación no está escrita en ninguna ley, solo vive en la cabeza de un funcionario con demasiado poder.
Mientras tanto, estas madres cubanas siguen luchando con uñas y dientes para no dejarse aplastar por un sistema que parece ciego ante el sacrificio y el esfuerzo de quienes solo quieren una vida digna para sus hijos.