¡Atención! El secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, lanzó este miércoles una advertencia con nombre y apellido: los funcionarios cubanos que se pasen de la raya violando derechos humanos, van a pagar las consecuencias. No es cuento, ni amenaza al aire. El mensaje fue clarito y sin pelos en la lengua: quien reprima al pueblo cubano, se mete en candela con Washington.
Desde su cuenta oficial en X, Rubio soltó la bomba: “Los funcionarios del régimen cubano que cometan violaciones de derechos humanos contra el pueblo cubano están advertidos”. Así, sin adornos. Y la cosa no quedó ahí.
Estados Unidos ya empezó a pasar factura. Tres jueces cubanos y una fiscal están en la mira, acusados de estar metidos hasta el cuello en la detención arbitraria de Luis Robles Elizástigui, ese joven que se convirtió en símbolo de resistencia tras ser arrestado por sostener un cartelito pidiendo libertad en pleno bulevar de San Rafael, allá por diciembre de 2020.
Según explicó Rubio, con esta movida oficial, los sancionados no podrán pisar suelo estadounidense. O sea, están fichados y vetados. El Departamento de Estado fue bien claro al señalar que estos cuatro funcionarios participaron directamente en un proceso judicial que no fue otra cosa que un castigo disfrazado de ley contra un cubano que solo pidió lo que le corresponde: libertad y el fin de la represión.
Los nombres no se ocultaron. Las sanciones caen sobre la fiscal Yanaisa Matos Legrá y los jueces Gladys María Padrón Canals, María Elena Fornari Conde y Juan Sosa Orama, todos con vínculos con el Tribunal Provincial Popular de La Habana. Según el comunicado oficial, su rol fue determinante en la condena que llevó a Robles tras las rejas.
Este muchacho, Luis Robles, salió en libertad en enero de 2025 después de cumplir la mayor parte de su sentencia. Pero su caso dio la vuelta al mundo. En 2022, hasta la ONU se pronunció, diciendo que su detención fue “arbitraria e injusta”. Y es que, al final del día, lo único que hizo fue sostener un cartel con la frase: “Libertad, no + represión, #FreeDenis”. ¿Eso merece cárcel?
Desde el Departamento de Estado lo dejaron clarito: la reacción del régimen ante un gesto pacífico como el de Robles demuestra lo que muchos ya saben en carne propia —en Cuba hay cero tolerancia a la disidencia y las libertades fundamentales siguen siendo un espejismo.
Así que, con este paso, Washington pone los puntos sobre las íes y lanza un mensaje fuerte: el abuso de poder en Cuba no va a quedar en silencio ni sin consecuencias. Y mientras tanto, el caso de Robles sigue siendo ese recordatorio incómodo de que pedir libertad en la isla aún se paga muy caro.
