El partido de pelota entre el team De la Vida y La Familia Cubana, que se jugó en pleno corazón del Tamiami Park en Miami, sigue dando de qué hablar. Pero no solo por los batazos ni por la gente que fue a vacilar, sino por el tremendo “sal pa’ fuera” que armó el influencer Alexander Otaola, quien no se aguantó y soltó su lengua sin anestesia.
Según dijo en su programa, él no se traga el cuento de que la policía canceló el evento por aglomeración de público o por el tráfico en la zona. Para Otaola, el asunto fue otro: “No tenían los permisos. Lo montaron como se hacen las cosas en Cuba, sin papeles ni cabeza, como si fuera el terreno del barrio”.
El influencer no se guardó nada. Lanzó con todo contra los organizadores, afirmando que la actividad fue armada “a la bartola”, con esa misma mentalidad “de allá”. “Ustedes no están mentalmente en Estados Unidos”, soltó sin pelos en la lengua.
¿Pura casualidad o provocación directa?
Otaola también se sintió tirado pa’l fondo porque, casualmente, el juego se hizo en pleno horario de su programa del miércoles pasado. Según él, eso no fue casualidad. “¿Por qué no lo hicieron un sábado, que la gente no trabaja y puede ir más público? Porque la idea era una sola: quitarme audiencia. Pero no pudieron”.
Y por si fuera poco, sacó cuentas en vivo y alborotado: “Ellos llevaban tres horas de transmisión para mostrar 11 mil conectados, y nosotros en solo 10 minutos ya teníamos más de 10 mil. Tuvieron que enseñar capturas de pantalla con el muñeco ese disfrazado, que ni está en Miami. ¡Puro cartón, pura bulla!”.
Influencers al contraataque
Pero la respuesta no se hizo esperar. Desde el otro bando, Un Martí To Durako contraatacó y anunció que Las Locuras de Miguelín, La Familia Cubana y Farándula 305 van a lanzar un programa en vivo de 5:30 p.m. a 7:30 p.m. todos los días, justo en el horario de Otaola.
Parece que el juego no fue solo en el terreno. La verdadera competencia se está jugando en las redes, donde los “likes”, los views y los dardos verbales vuelan más que las pelotas en el aire.
Mientras unos acusan de “mentalidad cubana”, otros responden con nuevos proyectos. Lo que sí está claro es que la guerra de influencers está al rojo vivo, y el público, como buen cubano, no se pierde ni un inning.