Una plaga de chinches anda campante por Santiago de Cuba, y donde más está haciendo de las suyas es en las escuelas. Padres desesperados y niños llenos de picaduras están levantando la voz ante lo que ya parece una película de horror… pero sin final.
En el seminternado Raúl Gómez García, conocido en el barrio El Salao, la cosa está que arde. Ya son varios los casos de estudiantes que han salido del aula con el cuerpo marcado por estos insectos, y las quejas no paran de crecer. La denuncia más fuerte vino de una madre que, harta de que nadie hiciera nada, compartió fotos del brazo de su hija todo picoteado.
“Eso está infestado de chinches. Los niños no pueden ni sentarse tranquilos. Los maestros lo saben, la dirección también, ¡y la escuela sigue abierta como si nada!”, soltó la mujer indignada. Lo peor es que la fumigación que han hecho no ha servido de mucho. A los pocos días, los chinches vuelven como si tuvieran casa propia.
“Ya varios padres han dicho que lo mejor es botar todos los muebles y meterle candela a eso”, se lee en otra parte de la denuncia compartida por el comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada. Pero, como era de esperarse, las autoridades educativas no han querido saber de fuego ni de cambios drásticos.
¿Y las autoridades? Bien, gracias
Desde plataformas de denuncia ciudadana, los santiagueros han lanzado un grito directo a los jefes de la provincia: Beatriz Johnson Urrutia, secretaria del Partido, y Manuel Falcón Hernández, gobernador. Les piden que se bajen del buró y vayan a ver con sus propios ojos lo que está pasando en las escuelas.
“Exigimos una acción inmediata. Esto no puede seguir así. Es la salud de nuestros hijos la que está en juego”, dice el mensaje de Mayeta, quien además pidió a los padres que sigan enviando fotos y datos para documentar cada caso como es debido.
Ni los hospitales se salvan del chincherío
Por si fuera poco, el Hospital Provincial Saturnino Lora también está dando qué hablar. En un video publicado por familiares de una paciente, se ven chinches paseándose por las camas como si fueran turistas. Y para completar la escena, cucarachas de esas chiquiticas, las llamadas “alemanas”, corretean por las mesas como en una feria.
Una mujer que grabó el video soltó con ironía: “Aquí con mis amigas alemanas, están de reunión hoy”. Entre chinches y cucarachas, lo que se vive en ese hospital parece más una pesadilla que un centro de salud.
El problema se riega como pólvora
La plaga no se queda en las instituciones estatales. En la avenida Patria, también en Santiago, vecinos denunciaron que los chinches se desbordaron de una casa que quedó abandonada tras la muerte de un anciano. Desde ahí, los bichos comenzaron a invadir otras viviendas, sin que nadie diera una solución efectiva.
Lo más preocupante es que esto no es nuevo. Ya en 2019 se habían reportado brotes en otras escuelas, como documentó el semanario Sierra Maestra. Pero las medidas tomadas en su momento fueron puro parche, porque los chinches han vuelto con más fuerza y menos vergüenza.
¿Y por qué no se acaba el problema? Pues, entre la falta de insecticidas y la escasez de recursos, las autoridades de salud han admitido que no tienen con qué darle pelea a la plaga. Mientras tanto, la salud de los afectados se deteriora: desde alergias y urticarias hasta crisis respiratorias en quienes ya sufren de asma.