La Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, ese gigante que normalmente echa humo en Matanzas, sigue apagada. Aunque el viernes en la tarde las autoridades aseguraron que habían metido mano al problema técnico que la tumbó del Sistema Eléctrico Nacional, la realidad se impuso con otra verdad: la Guiteras no ha podido arrancar.
Casi a medianoche, el periodista José Miguel Solís soltó la bomba en redes sociales. Resulta que durante el intento de reinicio, una bomba de alimentación dijo «hasta aquí», según le explicó el ingeniero Román Pérez Castañeda, jefe técnico de la planta. El nuevo problema, dice el especialista, va a tardar entre seis y ocho horas en arreglarse, aunque ya sabemos que en Cuba, esas horas a veces se convierten en días.
Lo curioso es que esta nueva avería desmonta por completo lo que había dicho la Unión Eléctrica (UNE), que celebró que la rotura original—una falla en el motor del Calentador de Aire Regenerativo—ya estaba resuelta y que en cualquier momento el bloque volvería a la carga. Pero no, la cosa se volvió a trabar.
La salida de la Guiteras ha dejado un hueco tremendo en el ya frágil sistema eléctrico cubano. Estamos hablando de la principal unidad generadora del país, y su desconexión echó más leña al fuego en medio de un déficit que ya estaba ahorcando a la población. Aunque corrieron a decir que la situación estaba controlada, esta nueva falla confirma que el sistema eléctrico cubano está al borde del colapso, con tecnología envejecida que apenas se sostiene.
Solís, en su publicación, se deshizo en elogios al personal técnico que no pegó un ojo en toda la noche, tratando de resolver el enredo. Pero lo cierto es que no soltó ni una pista de cuándo volverá a funcionar la planta. Todo sigue en el aire.
Mientras tanto, la incertidumbre se hace dueña del panorama. Nadie sabe con certeza cuándo la Guiteras volverá a sincronizarse con el SEN. Lo único claro es que los apagones siguen, se alargan, y la paciencia de la gente se agota.
El miércoles, el oriente del país fue escenario de protestas espontáneas por los cortes interminables de electricidad. Y este viernes, con la Guiteras aún apagada, Bayamo volvió a hervir y Cienfuegos también se sumó al reclamo, mostrando que la crisis energética ya no solo afecta al alumbrado, sino también al ánimo de un pueblo que empieza a cansarse de vivir a oscuras.
Así que por ahora, la Guiteras sigue en silencio, mientras en la calle se encienden otras llamas… las del descontento.
