La Guiteras se tambalea y con ella, medio país. Este sábado, la termoeléctrica de Matanzas —la más potente del sistema— no logra ponerse en cintura tras varios tropiezos que han disparado los apagones a niveles desesperantes.
La Unión Eléctrica (UNE) ya lo avisó en sus redes: prepárense para más cortes. Pero el pueblo no necesita anuncios, lo siente en carne propia. Cada vez hay más gente echando chispas, molesta no solo por la falta de luz, sino también por el mareo con los números y las promesas.
Todo arrancó el viernes por la mañana, cuando la Guiteras se cayó del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) por una fuga en el condensador. La UNE trató de calmar las aguas con explicaciones técnicas, pero lo cierto es que el panorama no mejora. Según Alfredo López Valdés, director de la entidad, se espera recuperar mil megavatios antes de que cierre el año y se han anunciado compras de unidades móviles. Pero, vamos a estar claros: cada vez son menos los que creen en esa película.
En barrios y pueblos, la gente ya no se traga los partes diarios de la UNE. Dicen que lo que publican no cuadra con lo que viven. Hay zonas que han estado más de 12 horas sin corriente, y en el oriente y el centro de la isla ya se han reportado apagones que superan las 20 horas, sin una explicación convincente.
Bayamo y Cienfuegos están encendíos, pero no por la luz eléctrica, sino por las protestas. “¡Queremos comida, no muela!” y “¡Abajo la oscuridad!” han sido algunos de los gritos que se han colado entre las sombras. El cansancio social va en aumento, y el discurso oficial parece cada vez más distante del día a día del cubano de a pie.
La situación de la Guiteras no cayó del cielo. Ya ha salido más de doce veces del sistema solo en este año, por toda clase de desperfectos. Calderas rotas, bombas que no responden, condensadores rajados… y nada de repuestos que sirvan, solo remiendos. Con tecnología de museo y un personal que no da más, cada intento de arreglo es más parche que solución.