Después de semanas de apagones, colas interminables y ollas que no ven una llama, parece que finalmente se mueve la cosa en el oriente del país. El régimen cubano anunció que por fin se reactivará la distribución de gas licuado de petróleo (GLP) en esa zona, luego de haber conseguido el dinero necesario para pagar el tanquero que ya está fondeado en Santiago de Cuba.
Según declaraciones ofrecidas al periódico Granma por Argelio Jesús Abad Vigoa, viceministro primero del Ministerio de Energía y Minas, la venta del GLP volverá a ponerse en marcha el martes 27 de mayo, una vez que esté asegurado el inventario. «Tan pronto tengamos el gas disponible, la distribución al pueblo arrancará», soltó el funcionario como quien da una noticia esperanzadora.
La crisis con el gas ha sido una pesadilla. Desde hace semanas, la gente ha estado dando vueltas con el cilindro vacío porque no hay cómo llenarlo. El origen del lío, según explicaron, está en la paralización de la refinería de Cienfuegos, que se quedó sin producir debido a la demora en la llegada de un barco cargado de crudo. El tanquero en cuestión, según dijeron, tuvo “una falla técnica” que lo dejó varado justo cuando más falta hacía.
Esa parada técnica dejó a la región central sin gas ni reservas, y por supuesto, sin servicio. El silencio de las cocinas se sintió fuerte, especialmente en los hogares donde el GLP es la única opción para cocinar algo caliente.
Ahora, con la llegada reciente del crudo y luego de un mantenimiento a fondo en la refinería, el gobierno asegura que comenzará la producción otra vez. Y no solo eso: con algunos arreglos y mejoras en la planta de llenado, se lograrán pequeñas reservas de GLP. Estas estarán destinadas en primer lugar a hospitales, centros socioeconómicos clave y a la población más afectada, sobre todo en el centro de la isla.
El asunto de fondo sigue siendo el mismo: Cuba no tiene plata para pagarle a los proveedores internacionales, y eso hace que los barcos lleguen… pero no descarguen. A veces están fondeados frente a nuestras costas durante días o semanas, esperando que se concrete el pago para poder entregar el combustible.
Las sanciones internacionales también le han puesto el pie en el cuello a la economía cubana, dificultando aún más las transacciones y haciendo que cada litro de gas que entra al país sea un logro casi épico.
Por ahora, el gobierno insiste en que las bases de distribución del occidente, centro y oriente ya están listas para arrancar tan pronto como se liberen las cargas. Pero en la calle, la gente ya no quiere promesas: quieren fuego para el café, presión para el arroz y gas para la vida diaria, que bastante cuesta sobrevivir sin él.