En un país donde muchas veces las noticias pesan, esta historia es un rayo de luz y esperanza: Nina, una abuela cubana de Cárdenas, Matanzas, acaba de cumplir 109 años… ¡y está más entera que muchos de 60! Rodeada de su familia y con una salud envidiable, esta centenaria demuestra que la edad, cuando se vive con amor y alegría, es solo un número.
Fue su nieta, Yaima Barrios, quien compartió la hermosa noticia en Facebook. En su publicación, llena de orgullo y ternura, escribió: “Llegar a esta edad #109 y en esas condiciones, es un lujo. Para nosotros, tu familia, es todo un privilegio. Muchísimas felicidades para mi viejita malcriada”. Y sí, ¡malcriada y todo, pero con tremendo aguante!
La publicación no tardó en hacerse viral entre amigos, vecinos y desconocidos que no pudieron evitar sumarse a las felicitaciones. Decenas de mensajes, emojis y buenos deseos inundaron los comentarios, celebrando no solo la longevidad de Nina, sino también su espíritu alegre y la unión familiar que la rodea.
Pero Nina no es la única cubana que ha desafiado al calendario. En los últimos meses, han salido a la luz varias historias que prueban que las abuelas cubanas están hechas de otro material.
¿Te suena Mima? Es una cubana de 100 años que vive en Estados Unidos y se ha vuelto toda una sensación en TikTok. En uno de sus videos más tiernos, se la ve preparando un paquete con medicinas y comidita para sus hermanas en Cuba. A sus 100 abriles, sigue siendo pilar de su familia… ¡y con una energía que ya quisieran muchos influencers!
Y no podemos olvidar a Emilia Tejeda Tejeda, quien llegó a ser reconocida como la persona más longeva de Cuba antes de fallecer en 2023, con nada más y nada menos que 115 años. Según su familia, mantuvo su mente clara hasta el final. ¿Milagro? ¿Genética? ¿O será el arroz con frijoles?
También está la historia de Cira Delia Vegas Pérez, nacida en 1920 y con más de un siglo a cuestas, viviendo en Sancti Spíritus. Aunque la ceguera la acompañaba, su lucidez seguía intacta. Y cuando le preguntaron cuál era su secreto, no se complicó: “La suerte”, dijo, como quien no le da mucha vuelta a la cosa.
Estas historias nos recuerdan que, aunque la vida en Cuba no siempre es fácil, el corazón del pueblo sigue latiendo fuerte. Abuelas como Nina son verdaderos tesoros vivientes, ejemplos de resistencia, amor y, por qué no, un poco de suerte con sazón criolla.