La noticia corrió como pólvora en TikTok: El Manicague, ese influencer cubano que muchos conocieron por su estilo estrafalario y sus peticiones constantes de ayuda, fue detenido en Cuba. Aunque no hay palabra oficial del gobierno, algunas fuentes apuntan a que le quieren clavar una sanción de cinco años de cárcel y, como si fuera poco, le han puesto una fianza que asusta: tres millones de pesos cubanos.
Este personaje se hizo notar desde que vivía en Estados Unidos, sobre todo en Miami, donde se paseaba por las redes mostrando su realidad sin filtros. Allí pedía dinero, contaba sus líos personales y mostraba las carencias que enfrentaba. Esa mezcla de vulnerabilidad y desparpajo le ganó una mezcla de cariño y rechazo. Pero lo cierto es que, por un buen rato, tuvo a su comunidad pendiente de él.
El problema fue que el sueño americano le quedó apretado. Sin trabajo estable ni recursos para sostenerse, tomó la decisión de regresar a Cuba. Y desde allá dijo que seguiría “creando contenido” para tratar de sobrevivir con lo que pudiera raspar en las plataformas digitales.
Pero lo que vino después fue un bajón fuerte. Sus últimos videos han levantado alarmas entre quienes lo seguían. Se le ve alterado, gritando sin sentido, tirándole con todo a los que lo critican y, otra vez, pidiendo dinero. Lo que antes era visto como provocador, ahora muchos lo sienten como una espiral de caos.
Varios usuarios han comenzado a decir que sus contenidos ya no tienen coherencia. Lo acusan de estar en decadencia, de haber perdido el rumbo. El personaje que antes divertía o generaba debate, ahora provoca más preocupación que otra cosa. Incluso hay quienes aseguran que lo han reportado por comportamiento inadecuado, y eso podría haber influido en su situación actual.
Hasta el momento, no hay claridad sobre por qué exactamente lo arrestaron. Nadie ha visto un documento oficial ni se sabe con certeza qué cargos enfrenta. Pero el rumor de la fianza millonaria ha encendido la chispa de la especulación, y muchos se preguntan qué tan grave puede ser el lío en el que se metió.
El caso ha hecho ruido entre los cubanos, tanto dentro como fuera del país. Unos expresan preocupación por su salud mental, otros dicen que ya venía caminando por la cuerda floja con sus actitudes en redes. El tema ha abierto nuevamente el debate sobre los límites de la fama digital, y hasta dónde puede llegar alguien por monetizar su imagen o mantener viva una comunidad online.
En algún momento se llegó a decir que El Manicague estaba usando “El Químico”, esa droga sintética que tantos problemas está causando en la Isla. Apuntaban a sus videos donde se le veía en un estado totalmente fuera de control. Pero hasta ahora, nada de eso se ha confirmado.
Incluso otros influencers, como Alexander Otaola, han salido al paso, pidiéndole a la comunidad cubana que no le manden ni un kilo más. Según Otaola, apoyar a El Manicague es echarle leña a un fuego que se está quemando solo.