En un país donde los apagones son el pan nuestro de cada día, la Unión Eléctrica (UNE) salió a decir, sin que se le moviera un pelo, que está “¡Preparada y alerta!” durante el ejercicio Meteoro 2025. La declaración, llena de ese tono de consigna que ya suena más a burla que a esperanza, fue compartida en redes sociales con bombo, platillo y los habituales hashtags del oficialismo.
Según publicaron, la UNE estuvo este sábado conectada por videoconferencia con todas sus empresas, dándole seguimiento al ejercicio nacional ante desastres naturales. Pero el detalle que no pasó desapercibido para nadie es que mientras miles de cubanos estaban sin corriente, ellos hacían su show climatizado, con electricidad de sobra y pantalla gigante incluida.
Una isla en penumbras y ellos con aire acondicionado
Lo irónico es que, mientras se habla de estar listos para emergencias, la verdadera emergencia ya está aquí: una crisis eléctrica que no da tregua. El evento, encabezado por el mismísimo Miguel Díaz-Canel como presidente del Consejo de Defensa Nacional, se celebró en salones refrigerados y con todo el confort que hace rato le es ajeno al cubano de a pie.
Desde La Habana hasta Santiago de Cuba, pasando por Matanzas y otros territorios, los funcionarios se sentaron en sus butacas frescas, a debatir sobre cómo reaccionar ante un desastre… ignorando que el desastre lo tienen todos los días en la cara y no hacen nada.
Según el régimen, estas reuniones son “esenciales para preparar a la población y a los órganos de mando”, pero en la práctica, lo que realmente prepara al cubano es la costumbre de vivir sin luz, sin agua y sin respuestas.
Apagones que revientan la rutina y la paciencia
En medio de esta tragicomedia institucional, los apagones siguen haciendo estragos en los hogares. Cocinar se ha vuelto un reto, los alimentos se echan a perder en las neveras que no enfrían, y la falta de agua, ventilación y medicamentos compromete la salud de todos.
La crisis eléctrica no solo afecta la vida doméstica, también golpea la economía informal, los pequeños negocios y hasta el transporte, que depende en muchos casos de estaciones con corriente para operar. Es una cadena de caos que no para de crecer.
Cuando el pueblo no aguanta más, grita
Y cuando se acaba la paciencia, el pueblo cubano no se queda callado. La madrugada del viernes 24 de mayo fue otra muestra clara: en Bayamo, Cienfuegos y Ciego de Ávila, la gente volvió a las calles. Protestaron por lo mismo de siempre, por lo que no se resuelve: los apagones interminables y la escasez que asfixia.
Las redes se llenaron una vez más de videos donde se escuchan gritos, se ven móviles encendidos como antorchas y se siente la rabia acumulada de años sin soluciones reales.
Mientras tanto, desde arriba, los discursos siguen igual de adornados y desconectados de la realidad. Y así, con cada día que pasa, la brecha entre el aire acondicionado de las oficinas y el calor asfixiante de los apagones se vuelve más insoportable.