En tiempos de calor, escasez y precios por las nubes, hay algo que todavía puede alegrarte el día en La Habana: un buen vaso de guarapo. Y si hay un barrio donde esta tradición se está poniendo más de moda que nunca, ese es El Vedado. Gracias a un video publicado por los creadores de contenido de Viveelvedado, las guaraperas del barrio han vuelto a estar en boca de todos, literalmente.
En su más reciente reel de Instagram, estos jóvenes cubanos —que saben sacarle el jugo a cada rincón del barrio— se lanzaron a recorrer algunas de las guaraperas más populares del Vedado. ¿El resultado? Una ruta dulce, refrescante y llena de nostalgia que ya está generando debate en redes.
El recorrido comienza en Waraneo, ubicada en la calle F entre 29 y 27. Luego pasan por La Cañita Dulce, en 14 entre 19 y 21. Y el tour termina con la estrella del show: La Guarapera de 24, en 24 entre 17 y 15. Esta última parece ser la más querida por los consumidores, y no faltó quien comentara en el video: “Todo consumidor crónico de guarapo sabe que la mejor es la de 17 y 24”.
Como era de esperarse, el reel no tardó en volverse viral. Decenas de comentarios empezaron a llover, con usuarios compartiendo sus opiniones, sus guaraperas favoritas y hasta recetas caseras para “potenciar” el sabor del guarapo. Porque sí, aunque parezca sencillo, esta bebida tiene su ciencia.
Y es que el precio del guarapo puede variar bastante. Puedes encontrarlo desde 20 pesos cubanos por un vasito hasta los 180 si te llevas una botella. Depende del tamaño, si lleva hielo, si es natural, y si te da por pedirlo “con limón” o con alguna variación extra. Lo que está claro es que, en un país donde el azúcar brilla por su ausencia, tomar guarapo en la calle se ha vuelto un lujo sabroso y todavía relativamente accesible.
El equipo de Viveelvedado ha sabido tocar una fibra sensible: la del paladar cubano. En medio de tantas carencias, encontrar una guarapera buena, bonita y barata es casi un acto de resistencia. Y estas tres lo están logrando. No solo refrescan el cuerpo, también reavivan una tradición que muchos pensaban olvidada.
Así que si andas por El Vedado, ya sabes por dónde dejarte caer. Porque en Cuba, un buen guarapo no es solo una bebida… es un recuerdo, un alivio y, sobre todo, una forma de endulzar la vida.