En plena calle San Juan de Dios #64, en el corazón palpitante de La Habana Vieja, un hombre intentó robar un auto, sin imaginar que todo quedaría grabado por una cámara de seguridad que lo captó con lujo de detalles.
El incidente fue compartido en redes por el usuario Héctor Delgado Perdomo, quien no se anduvo por las ramas y subió el video del hecho pidiendo a gritos digitales que se difundiera el rostro del delincuente.
“Acabo de subir un reel de un tipo robando en La Habana Vieja. Me mandaron el video directamente desde allá. Que todo el mundo vea bien la cara del descarado”, escribió Héctor, visiblemente indignado por lo ocurrido.
Captado con la mano en la masa
En las imágenes, el sujeto aparece actuando con una calma pasmosa, manipulando los limpiaparabrisas del vehículo estacionado como si no pasara nada. Lo que no sabía es que una cámara lo estaba enfocando de frente, dejando su cara bien clarita para todo el que quiera reconocerlo.
En medio de una ciudad donde muchos delitos quedan en el aire y las denuncias no siempre reciben respuesta inmediata, los videos de vigilancia se han convertido en los ojos del pueblo. Y este caso no es la excepción.
La gente ya está cansada del silencio
En los últimos tiempos, se han vuelto frecuentes los videos que circulan por redes sociales mostrando a ladrones pillados justo en el acto. Ya sea por cámaras domésticas o por algún vecino con buen pulso y teléfono en mano, estas grabaciones se han vuelto la única vía para presionar a las autoridades y evitar que los hechos queden impunes.
Hace poco en Santiago de Cuba, una cámara casera grabó a un hombre colándose por la ventana de una vivienda mientras los dueños dormían tranquilamente. Y aunque los vecinos llevaron el video a la policía, días después aún no se sabía nada del responsable.
En Plaza de la Revolución, otro joven fue sorprendido intentando llevarse una moto eléctrica que estaba bien amarrada a una reja. El video voló por las redes y no tardaron en reconocerlo: ya tenía fama en el barrio por robar más de una vez.
Redes sociales como tribunal popular
Ante la lentitud (o la falta) de acción por parte de las autoridades, Facebook, Instagram y Telegram se han convertido en las nuevas tarimas de denuncia. La gente ya no espera que le cojan el teléfono en una estación de policía: publican, etiquetan, comparten y presionan.
Porque en un país donde el acceso a mecanismos efectivos de justicia muchas veces está más trancado que un candado chino, las redes sociales se han vuelto la mejor defensa contra la impunidad.
