En Santiago de Cuba, el Tribunal Provincial Popular no se anduvo con paños tibios y soltó una condena de 12 años de cárcel a dos jóvenes de 25 y 30 años, tras encontrarlos culpables de un delito vinculado al tráfico de drogas ilícitas, específicamente marihuana. La sentencia vino acompañada de otras medidas como la prohibición de salida del país y la confiscación de todos los bienes relacionados con el caso.
Todo comenzó cuando estos dos hombres fueron sorprendidos en plena travesía hacia La Habana, a bordo de un ómnibus de Transtur. En un operativo en la Carretera Central, a la altura de Contramaestre, las autoridades inspeccionaron sus pertenencias y dieron con 501 gramos de marihuana, una balanza digital con rastros de la hierba y una suma de dinero que no fue revelada.
Según reportes del periódico Sierra Maestra, estos sujetos ya estaban fichados por la Dirección Nacional Antidrogas debido a sus “reiteradas actividades ilegales”. A pesar de conocer muy bien que en Cuba el tema de las drogas no se juega, decidieron seguir por ese camino. El tribunal no dudó en aplicar el artículo 235 del Código Penal, que contempla sanciones que van desde largas condenas de prisión hasta, en casos extremos, la cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
Un mensaje fuerte y claro: no se tolerará el narcotráfico
Durante el juicio, que formó parte de la causa 28 de 2025, se afirmó que se respetaron todas las garantías legales y el debido proceso, como establece la Constitución. Tanto los acusados como la Fiscalía pueden apelar el fallo, aunque con una condena así, las probabilidades de éxito no son muchas.
Este caso no es un hecho aislado. En abril, otro individuo fue sentenciado también a 12 años por intentar mover casi 500 gramos de marihuana rumbo a Camagüey. Las condenas vienen en cascada: ocho, nueve, hasta 20 años de prisión para quienes cultivan, venden o transportan sustancias prohibidas, desde la “maría” hasta el famoso y temido “químico”.
Una ofensiva sin precedentes contra las drogas
Desde hace más de un año, las autoridades cubanas han endurecido el tono contra todo lo que huela a drogas. Xian Fong Zamora, presidente de la Sala Primera de lo Penal del Tribunal de La Habana, dejó claro que más del 92% de los acusados por tráfico de drogas terminan en prisión con penas efectivas.
Y la cosa puede escalar. Cuando se trata de menores de edad, redes organizadas o grandes cantidades, el sistema no duda en recurrir a sanciones máximas. Es parte de una política que busca “poner orden” en un contexto donde, según los propios medios oficiales, el consumo y la venta de drogas ha llegado incluso a las escuelas cubanas.
Menores implicados, juicios públicos, discursos duros y castigos ejemplarizantes forman parte de un escenario cada vez más rígido, donde el régimen insiste en que “todo el peso de la ley” caerá sin contemplaciones.