En medio de la dura realidad que vive Cuba, la solidaridad sigue abriéndose paso, esta vez para apoyar a Miriam Toral Díaz, una madre cardenense con discapacidad auditiva que enfrenta una situación límite en su hogar.
Miriam vive en el reparto Ayllón, entre las calles Minerva y Mercedes, en una casita de madera que apenas se sostiene en pie. El techo está que se cae, las paredes muestran las huellas del abandono, y el baño es casi simbólico. No tiene refrigerador y cocina con un fogón eléctrico. Apenas hay un ventilador que medio funciona, y los muebles están tan maltrechos como el resto del lugar.
Desde el grupo de Facebook Cardenenses en Facebook, varios vecinos lanzaron un llamado urgente: recaudar fondos para reparar la vivienda y devolverle un poco de dignidad a esta familia que lo necesita con urgencia. El objetivo es reunir 1,400 dólares, monto con el que planean arreglar el techo y las paredes, instalar puertas y ventanas decentes, mejorar el baño y comprar algunos electrodomésticos básicos, como un frío y una cocina más segura.
La historia de Miriam no es solo una cuestión de necesidad. También es una historia de resistencia. Con una pensión de apenas 3,000 pesos cubanos, ella mantiene a sus hijos, quienes, a pesar de todo, siguen estudiando con esfuerzo y valor. Según los organizadores, la familia ha atravesado por situaciones marcadas por el abandono y el abuso, pero Miriam se mantiene firme, como buena madre cubana que no se rinde aunque le caiga el mundo encima.
“Ella no puede trabajar por su condición, pero jamás ha dejado de estar para sus hijos”, comentaron los organizadores de la campaña. “Necesita ayuda urgente, pero sobre todo, merece una oportunidad”.
Las imágenes publicadas en redes no mienten: la casa está literalmente en ruinas, con el techo hundido, las paredes partidas y el ambiente claramente inhabitable. Aun así, dentro de ese espacio, Miriam y sus hijos intentan vivir cada día con la mayor dignidad posible.
Para quienes deseen aportar, dejaron contactos bancarios y números móviles habilitados para recibir donaciones, porque aquí, en el barrio, sabemos que con un grano de cada quien se puede hacer una montaña.
Este caso, lamentablemente, no es el único que refleja la profunda crisis habitacional que sufre el país. Como ejemplo, recientemente se conoció la historia de Sonia Rodríguez, una mujer de 69 años en Santiago de Cuba que aún no ha podido pagar la pequeña vivienda estatal que le asignaron tras perderlo todo durante el paso del huracán Sandy en 2012.
Sonia lo contó todo en un video de TikTok que se hizo viral. Con voz serena, pero mirada dura, narró cómo el ciclón destruyó su hogar y la obligó a vivir durante cinco años en un albergue con sus hijos. En 2018 le dieron una casita, pero todavía le quedan por pagar 6,000 pesos cubanos, unos 20 dólares al cambio informal. Y eso, para alguien con un salario tan bajo, es una montaña difícil de escalar.
“Yo nunca me he jubilado”, contó Sonia. “Siempre he trabajado, porque siempre he sido una mujer luchadora”.
