En un encendido comentario televisado por Canal Caribe, el periodista oficialista Oliver Zamora Oria se fue con todo contra el encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en La Habana, Mike Hammer, a quien acusó de actuar como “verdugo con rostro de amigo”. La arremetida vino tras unas recientes declaraciones de Hammer, donde apuntó sin medias tintas que “la revolución cubana ha fracasado”.
Hammer soltó la bomba durante una conferencia de prensa en Miami, señalando los apagones, la escasez de comida y combustible, y el deterioro general de la vida en la isla como pruebas claras del colapso del sistema. Pero en vez de desmontar sus argumentos con datos, Zamora prefirió el camino del discurso duro y emotivo, acusando a Washington de tener una estrategia “cruel” y “sádica” para hacerle la vida imposible a los cubanos.
Según Zamora, hay una “gran contradicción” en la política de EE.UU., porque por un lado culpan al socialismo cubano de todos los males, pero por el otro reconocen abiertamente las acciones que aplican para “estrangular” la economía del país. “Con morbo y crueldad, lo dicen sin pena, con un placer sádico detallan cada sanción”, soltó el periodista, con tono indignado.
Además, criticó que ninguno de los periodistas presentes en la rueda de prensa le preguntara a Hammer por las sanciones a navieras que traen combustible a Cuba, por el bloqueo de más de mil operaciones bancarias o por la imposibilidad de comprar piezas para mantener funcionando las termoeléctricas del país.
Zamora también se fue por el lado sarcástico, aludiendo a los recorridos de Hammer por la isla, diciendo que el diplomático “camina por Cuba como si nada”, mientras a sus compatriotas les está prohibido viajar libremente por orden del propio gobierno de EE.UU. Y añadió: “Con su carita de amigo, no ha tenido que explicarle a una madre cubana por qué su hijo en Miami no puede mandarle un dinerito, o por qué no puede visitarla por culpa del terror migratorio que desató Trump”.
Pero más allá del drama y la narrativa de confrontación, el comentario evitó tocar los puntos más sensibles para el régimen: la ineficiencia del aparato estatal, la falta de reformas económicas reales, y el descontento popular que se respira en cada rincón del país. Ni una palabra sobre la represión, la censura o la corrupción interna.
Zamora cerró su intervención con otra frase cargada de rabia: “Lo más indignante no es que el verdugo venga con cara de amigo. Lo verdaderamente indignante es que quieran burlarse de nuestro sufrimiento, creyéndonos tontos, subestimando nuestra capacidad de pensar.”
Estas palabras se suman al corillo oficialista que en los últimos días ha salido a rechazar las palabras de Hammer. Johana Tablada, desde el MINREX, también lo tildó de mentiroso y aseguró que la culpa de la crisis cubana es de las medidas “coercitivas” de Estados Unidos, negando cualquier responsabilidad por parte del gobierno cubano.
Sin embargo, Hammer sigue firme en su discurso. Ha repetido que su misión es escuchar directamente al pueblo cubano, y que las nuevas sanciones no son el final, sino el inicio de una línea más fuerte y decidida del gobierno de EE.UU. contra el régimen.