Un video que corre como pólvora en redes ha vuelto a encender el debate sobre el estado crítico de los espacios públicos en Cuba. Esta vez, la protagonista es una cubana radicada en Estados Unidos que, durante una visita al municipio Cotorro en La Habana, se topó con lo que una vez fue un parque infantil… y hoy parece sacado de una película apocalíptica.
La grabación muestra un panorama desolador: estructuras partidas, columpios vencidos por el óxido y toboganes con rajaduras que más que entretener, ponen en riesgo a los niños que aún se atreven a jugar ahí.
“Esto parece Chernóbil”, soltó alguien en los comentarios, y no fue exageración. Otros compararon el sitio con Afganistán, Ucrania o con el escenario perfecto para una serie de zombies. Y es que el deterioro no deja mucho espacio a la imaginación.
Un carrusel empujado por madres… hasta que les cobran
Entre lo más chocante del video está la imagen de varias madres empujando a mano un viejo carrusel para entretener a sus pequeños. Todo iba entre risas y esfuerzo, hasta que alguien les informa que hay que pagar para usar el equipo. Las mujeres, molestas y decepcionadas, se alejan indignadas, dejando en evidencia la mezcla de abandono institucional y oportunismo callejero que impera.
De orgullo comunitario a “set de película de terror”
“El Parque de las Madres”, como se le conoce en el Cotorro, alguna vez fue el rincón preferido de muchas familias para pasar la tarde con los niños. Una madre que vio el video recordó con tristeza: “Yo vivía en la calle 16 y todos los fines de semana llevaba a mi niña. Era lo único que servía en todo el municipio”.
Ahora, en lugar de risas y correteos, el sitio huele a desidia. Las estructuras oxidadas, la basura acumulada y la completa ausencia de mantenimiento retratan con crudeza la realidad de muchos parques en Cuba.
La rabia acumulada también se siente en los comentarios
“Esto no es un parque, es un cementerio de la infancia”, escribió un usuario. Otro fue más sarcástico: “Parque infantil Mártires de Chernóbil. El que quiera ver un hijo llorar, que lo lleve ahí”. Y hubo quien remató con dureza: “La dictadura comunista de la mierda. Ni un parque decente le pueden dejar a los muchachos”.
Más allá del chiste o el drama, lo cierto es que el video deja al descubierto una herida profunda: la infancia cubana, una vez más, queda relegada al olvido.
¿Dónde están los recursos?
Lo que más duele a muchos padres cubanos no es solo ver en ruinas lo poco que queda, sino sentir que los recursos que podrían cambiar estas realidades simplemente se esfuman. Ya no se trata solo de nostalgia, sino de preocupación real por la seguridad y la salud de los niños que todavía, con lo que hay, intentan jugar.
