La Unidad 3 de la termoeléctrica Ernesto Che Guevara, ubicada en Santa Cruz del Norte, volvió a engancharse este martes al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) tras unas manitas de gato que le hicieron en mantenimiento. Así lo soltó la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) en su página de Facebook, como quien quiere tirar un cabo de esperanza en medio del apagón general.
Pero más allá del anuncio oficial, la calle no se lo cree. El cubano de a pie, que ya ha oído este mismo cuento en bucle, no se dejó impresionar. Las redes sociales se llenaron de comentarios marcados por la desconfianza, la ironía y, sobre todo, el cansancio.
“¿Y eso es más apagones o menos?”, preguntó con sarcasmo Reynaldo Pita, retratando el drama que viven muchas familias en Cuba. “Comidas echadas a perder. Niños y viejitos sin poder dormir ni comer…”. Y es que cuando se va la corriente, se apaga la vida diaria.
Desde distintas esquinas del país, la reacción fue un coro de reclamos. En Granma, Yaimi Casi Macía soltó que, venga quien venga o se caiga quien se caiga, la situación no cambia. Mientras que Yoli Rosales lanzó un dardo directo a la UNE: “Todo es para La Habana. Para las demás provincias, la empresa no existe. ¡Abusadores!”
¿Buenas noticias? Más bien, otro refrito
La noticia, que en teoría debería traer alivio, generó más incredulidad que alivio. Para muchos, anunciar la entrada de una termoeléctrica como si fuera un hito histórico es parte del mismo teatro de siempre.
Bobby Cabanas fue al grano: “No inflen más eso como si fuera un logro. La UNE debería dar energía, no quitársela a la gente”. Y no fue el único que lo pensó. La mayoría de los comentarios iban en esa línea de frustración que ya roza lo crónico.
“¿Entonces ya todo está listo para el verano?”, soltó Odalys Domínguez con tono burlón. Porque, claro, decir que hay una nueva unidad conectada mientras media isla está a oscuras no cuadra. María Cobas fue más directa: “¿Y entonces por qué estamos con apagón desde la madrugada?”
En Ciego de Ávila, Marianny Pérez contó que los apagones de 10 o 12 horas ya no son noticia. Lo que tienen allá son “alumbrones”, dijo, como si la luz fuera una visita corta que no da tiempo ni a cargar el celular.
Una cuenta que no da: el déficit sigue disparado
Juan Antonio Roque se puso matemático y cuestionó el impacto real de la Unidad 3: “Si el déficit está por encima de los 1,500 megawatts, ¿qué van a resolver los menos de 100 MW de esa planta?”.
Otros, como Cecilia Ugalde Fariñas, recordaron que ni siquiera los “supermantenimientos” garantizan resultados duraderos. Mencionó el caso de la planta en Cienfuegos, que tras seis meses de reparaciones duró menos de una semana en funcionamiento. Y se preguntó, con razón, cuánto durará esta nueva puesta en marcha.
Idania Ramírez Rodríguez también dejó su duda en el aire: “¿Nos daremos cuenta aunque sea un poco de que entró otra unidad, o volverá a salir enseguida como siempre?”
Apagones para rato, reconoce el propio gobierno
En medio del torbellino de críticas, el periódico Trabajadores soltó la bomba: los apagones seguirán todo el verano. Y eso, lejos de calmar los ánimos, confirma lo que muchos ya saben: no hay solución estructural a la vista.
Según explicó el Ministerio de Energía y Minas, la tormenta perfecta está servida: falta de combustible, plantas eléctricas viejas o en mantenimiento, un sistema destartalado y una demanda que crece sin freno. Lázaro Guerra Hernández, director general de electricidad, explicó que la capacidad real apenas roza los 1,935 MW, mientras que el país necesita cerca de 3,500 MW. El hueco es enorme.
Un pueblo cansado de promesas y oscuros informes
Mientras los voceros oficiales se esfuerzan en pintar cada vuelta al sistema como si fuera un triunfo, la población ya no compra ese discurso. En las calles, en las redes, en las casas calurosas y oscuras de la isla, la gente lo tiene claro: “da igual lo que digan, nada va a mejorar”.