El exboxeador cubano Lino Tomasén, conocido por todos como el Hombre de Hierro, dejó a un lado los guantes para dar una muestra de puro corazón. En un gesto que ha conmovido a muchos, visitó al veterano actor Jorge Losada, ícono de la televisión cubana, y le llevó algo de comida y un dinerito, con el alma en la mano y un mensaje claro: “No podemos dejar solos a los nuestros”.
A través de un video que subió a su cuenta de Instagram, Tomasén mostró su visita y la emoción que le provocó ver al actor en tan mala situación. No se mordió la lengua y soltó la verdad como es: “Está enfermo, sin poder caminar, ni hacer sus necesidades sin ayuda”. Con dolor, pero con firmeza, dijo que Losada es una gloria nacional que merece mucho más que olvido.
“Para mí fue un honor visitar a este gran hombre, una leyenda de la actuación en Cuba. Es triste verlo así, en estas condiciones que no se le desean a nadie”, compartió el exboxeador.
En la visita, Tomasén le llevó unos “huevitos” —como él mismo dijo— y un sobre con diez dólares que llamó “el diezmo de su iglesia”. Pero ojo, no estaba hablando de ninguna religión específica. Para él, la iglesia está dentro de uno, en el momento en que decides cambiarle la vida a otro.
“No es mucho, pero viene del alma, con amor. Espero que esto se multiplique”, dijo mientras entregaba su aporte.
Pero no se quedó ahí. Tomasén lanzó una especie de llamado de guerra, una campaña de humanidad dirigida, sobre todo, a los cubanos que están fuera de la isla. Pidió apoyo, aunque sea un dólar, para ayudar a conseguir lo más urgente: una silla de baño para el actor. Y con palabras que tocaban fibras, recordó que muchos de los que hoy viven mejor, en algún momento, también le pidieron a Dios una oportunidad. “Pues ahora toca devolver un poquito”, soltó.
“Yo voy a poner la foto de cada persona que done. Sea un dólar, cinco, lo que sea. Pa’ que sepan que aquí hay gente buena. Dios me los bendiga”, prometió.
La situación de Jorge Losada, quien ya cuenta 91 abriles, ha sido dura. En abril del 2024, fue ingresado en el hospital por un problema con su prótesis de cadera. El dolor era tan fuerte que no podía moverse y desde entonces necesita una silla de ruedas. Pero entre la escasez, el abandono y la falta de recursos, todo se ha complicado.
En las últimas semanas, su círculo más cercano —incluido Luis Lacosta, director de arte del ICAIC— ha hecho llamados desesperados en redes sociales para conseguir una simple pero vital silla de baño. Los cuidadores ya no pueden cargar con todo. Y Losada, quien tantas veces nos hizo reír o reflexionar desde la pantalla, hoy depende de la bondad de los demás.
Este gesto de Tomasén no es solo caridad. Es un grito, una alerta, una sacudida de conciencia. Porque, como bien dijo él, “la verdadera iglesia es cuando decides hacer el bien”. Y en estos tiempos tan duros, la solidaridad es el verdadero acto de grandeza.