La historia suena a película, pero pasó en la vida real, y en Cuba, claro. Dos cubanos fueron detenidos en Holguín cuando transportaban más de 1,000 libras de café en un carro de turismo alquilado. Sí, en un TUR de esos que se usan para pasear turistas por Varadero, pero que aquí terminó con el maletero lleno de granos tostados.
El operativo tuvo lugar en el municipio Urbano Noris, y la Policía no tardó en alardear del “golpe” en redes. El perfil de Facebook Cazador-Cazado, que se vincula directamente al Ministerio del Interior, compartió la noticia con tono burlón y con fotos incluidas.
“El viejo truco del TUR alquilado para mover ilegalidades, hasta que la poli te dice stop. ¿Dónde iban que ya no van?”, soltaron en la publicación, para luego rematar con ironía: “Al final los tostados fueron ellos. Así no hay café que valga. Cazados”.
Pero el tiro les salió por la culata
Lejos de aplaudir el operativo, las redes estallaron de indignación. Muchos cubanos vieron el arresto no como un logro, sino como una prueba más de cómo el sistema se enfoca en lo que no debe, mientras los problemas de verdad siguen ahí, sin que nadie los toque.
“¿¡Por café!?”, se preguntaban decenas de usuarios, entre molestos e incrédulos. Y no faltaron quienes le entraron con todo al MININT: “Sería bueno que trabajaran así con la droga, que eso sí mata. Pero, ¿café? Esos estaban ayudando al desayuno de medio país”, comentó una vecina de Holguín.
La otra cara del delito
Más allá del show mediático, muchos internautas sacaron a relucir el trasfondo de este fenómeno: el campo cubano está lleno de campesinos mal pagados que no pueden vender libremente lo que producen. Entonces, ¿qué hacen? Se buscan la vida vendiéndole a particulares que, a su vez, revenden en las ciudades.
“El Estado quiere comprarle el café al guajiro a precios de miseria. Así, cualquiera prefiere moverlo por su cuenta”, explicó una holguinera en los comentarios. Otro agregó: “Si dejaran que el campesino vendiera directo al pueblo, esto no pasaba. Pero no, todo es para los hoteles y las MLC”.
¿Revendedores o salvavidas?
Para muchos cubanos, los llamados revendedores no son los malos del cuento, sino la única opción para conseguir lo básico. Con estantes vacíos en las tiendas estatales, y productos esenciales solo disponibles en divisas extranjeras, estos intermediarios han terminado por convertirse en un mal necesario… o más bien en un bien oculto.
“Gracias a ellos podemos desayunar, almorzar, cenar. Ni el pan está garantizado. ¿Y ahora vienen a caerle arriba al que mueve café?”, comentó una usuaria con tono de impotencia. Otra fue más directa: “No mataron, no robaron, no violaron. Solo llevaban café. ¡No jodan!”