El domingo pasado, lo que debía ser una simple jornada de limpieza terminó en sorpresa mayúscula para unos trabajadores de Aguas de La Habana. Mientras metían mano en una alcantarilla cerca del antiguo Matadero en Lawton (sí, justo ahí donde uno no espera encontrarse más que basura y malos olores), se toparon con algo digno de película de terror: una claria del tamaño de un niño de primaria nadando feliz entre aguas negras. ¡Pa’ que tú veas!
La empresa, ni corta ni perezosa, subió fotos del hallazgo a su página de Facebook. Eso sí, se cubrieron bien y desactivaron los comentarios porque, como todo buen cubano sabe, si hay algo que enciende las redes es una claria… y más si sale de una alcantarilla. La publicación dejó a muchos con la boca abierta, pero sin chance de desahogarse ahí mismo.
Resulta que el descubrimiento coincidió con el Ejercicio Popular Meteoro 2025, una especie de simulacro que organiza el país para prepararse ante desastres naturales. Pero, sinceramente, nadie se preparó para semejante aparición bajo tierra. Lo que iba a ser una jornada de rutina terminó revelando cómo hasta las criaturas más inesperadas se adaptan al caos habanero.
Ahora bien, si eres cubano, sabes que la claria no es nueva en la Isla. Este pez fue importado desde Asia en pleno Período Especial, allá por los finales de los 90, con la esperanza de llenar platos vacíos. Y lo logró, aunque no precisamente con glamour: tiene un sabor peculiar, una textura algo dudosa y un historial de apariciones en todo tipo de embutidos misteriosos. Pero cuando el hambre aprieta, la claria se vuelve reina del menú.
Lo inquietante de este pez no es solo su capacidad de vivir entre aguas negras, sino su naturaleza invasora. Es carnívoro, agresivo, y puede moverse por tierra firme como si nada, usando su cuerpo en modo serpiente para pasar de un charco a otro. Se come desde otros peces hasta ranas, ratones y cualquier criatura desprevenida que se cruce. En resumen, es como el Terminator de los peces.
Su llegada ha provocado estragos en el ecosistema cubano: ha desplazado a especies locales como la tilapia y la trucha criolla. A pesar de eso, sigue viva en nuestros platos… y ahora, también en nuestras alcantarillas. A veces uno cree haberlo visto todo en Cuba, pero siempre hay espacio para una sorpresa más. Y sí, a falta de proteínas, algunos hasta pensarán que esta claria es un regalo del cielo. O del subsuelo.