El viernes 30 de mayo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (MINREX) convocó al encargado de negocios de Estados Unidos en La Habana, Mike Hammer, para darle lo que en buen cubano sería un jalón de orejas. La razón: su “conducta injerencista e irrespetuosa” desde que puso un pie en la Isla, según las autoridades cubanas.
En una nota oficial, el MINREX dejó claro que las acciones del diplomático no se ajustan al comportamiento que debe tener un representante extranjero, y que sus recorridos por la Isla, así como sus encuentros con activistas, emprendedores y otros miembros de la sociedad civil, no han caído nada bien en las altas esferas del gobierno cubano.
Una protesta diplomática cargada de reproches
Durante la reunión, el funcionario cubano Alejandro García del Toro, director de Temas Bilaterales, entregó a Hammer una nota verbal de protesta donde el gobierno expresó su rechazo rotundo a sus actividades. Según la nota, Hammer estaría alentando a ciudadanos cubanos a desafiar el orden constitucional y apoyar intereses extranjeros, algo que La Habana califica como “provocador e irresponsable”.
El MINREX también le dejó saber que su inmunidad diplomática no es carta blanca para hacer lo que le venga en ganas, sobre todo si esas acciones van contra la soberanía del país que lo acoge. En otras palabras: “compadre, ubícate”.
Martí en el centro de la polémica
Pero la cosa no se quedó en lo político. El gobierno cubano también se molestó por una visita de Hammer a la tumba de José Martí, realizada el 19 de mayo. En el video compartido por el diplomático, citó una de las frases más conocidas del Héroe Nacional: “El respeto a la libertad y al pensamiento ajenos, aún del ente más infeliz, es en mí fanatismo”.
Esa cita, lejos de caer como gesto de respeto, fue calificada por el MINREX como una “manipulación insultante”. A juicio del gobierno cubano, Hammer desconoce el profundo sentido independentista y antimperialista que representa Martí para la nación. Como toque final, García del Toro le entregó al diplomático una copia de un fragmento de la famosa carta inconclusa que Martí escribió a su amigo Manuel Mercado, donde advertía del peligro que representaba Estados Unidos para la independencia de Cuba.
Críticas desde ambos lados del estrecho
La figura de Hammer se ha convertido en blanco de críticas por parte del oficialismo cubano en las últimas semanas. La primera dama, Lis Cuesta, no se quedó callada y lo tildó de “infeliz y desvergonzado” en su cuenta de X. “Asco de seres con los que nos ha tocado lidiar”, escribió sin pelos en la lengua.
Desde el otro lado, también hubo reacción. El senador cubanoamericano Marco Rubio respaldó a Hammer públicamente y afirmó que Estados Unidos seguirá apoyando al pueblo cubano que sufre bajo represión y crisis económica, asegurando que la labor del diplomático es amplificar esas voces que el régimen intenta silenciar.
¿Doble rasero en la diplomacia?
La respuesta del gobierno cubano ha llamado la atención por lo selectivo que parece ser su criterio sobre la diplomacia. Mientras exige un comportamiento “ajustado” a los diplomáticos extranjeros en La Habana, sus propios representantes hacen y deshacen sin mucho reparo en otros países.
Un ejemplo es Lianys Torres Rivera, embajadora cubana en Estados Unidos, quien el año pasado fue confrontada por exiliados en Tampa, luego de reunirse discretamente con políticos locales. También viajó a Miami, sin hacer mucho ruido, para sostener encuentros con empresarios y figuras clave en el negocio de los viajes y remesas a Cuba.
Otro caso es el del embajador cubano en Honduras, Juan Roberto Loforte Osorio, quien se despachó en X contra el diputado Edgardo ‘El Chele’ Castro, acusándolo de traidor por oponerse a un acuerdo de cielos abiertos entre ambos países. “Me dan pena los que se arrepienten de haber sido de izquierda y ahora se venden al imperio por intereses mezquinos”, escribió sin cortarse.
Y como si fuera poco, en marzo de este año, la Embajada cubana en Belgrado organizó un encuentro para coordinar acciones con grupos solidarios pro-Cuba. Allí, el embajador Leide Ernesto Rodríguez Hernández compartió las prioridades del régimen, incluyendo apoyar un observatorio europeo contra el embargo de EE. UU. y preparar eventos en homenaje al centenario de Fidel Castro.