Si pensabas que ya habías visto todo en Cuba, prepárate para una historia que parece sacada del realismo mágico… pero versión criolla. Aimeé Plasencia Ferrás, una cubana residente en Santa Marta, Matanzas, mandó desde Panamá dos televisores Philips. Todo legalito, bien empacado y con fe. ¿Y qué recibió? Perfiles de aluminio. Sí, leíste bien. ¡Aluminio! Como para hacer una ventana, pero no para ver la novela.
📦 El primer envío llegó perfecto, pero el segundo fue una pesadilla
Todo empezó en agosto de 2024, cuando Aimeé decidió hacer dos envíos desde Panamá. El primero, a través de la empresa ENA, llegó sin contratiempos. ¡Felicidad total! Pero el segundo lo mandó por la empresa estatal Correos de Cuba… y ahí comenzó el show. El paquete aterrizó en Matanzas el 21 de noviembre, y no fue hasta el 17 de enero que llegó a su destino final. ¿La distancia entre ambos puntos? Menos de 40 kilómetros. Casi que lo hubiese llevado ella en bicicleta más rápido.
📦 ¡Sorpresa! Abre la caja y… nada que ver
Cuando Aimeé abrió la caja, se encontró con algo que no tenía absolutamente nada que ver con los televisores que había comprado con tanto esfuerzo. Pero ahí no quedó la cosa. Apenas unos días después, otro paquete que debía contener una caja decodificadora llegó… sin decodificador. Como si los paquetes pasaran por un agujero negro antes de llegar a manos del destinatario.
🚨 «Esto es un delito», dice la afectada
Y tiene razón. Aimeé lo dijo claro: “Esto es un delito”. Alguien, con toda la calma del mundo, se apropió de sus cosas y colocó objetos totalmente ajenos al contenido original. “No son ni accesorios de los televisores”, explicó. Es como si, con burla, le hubieran dicho: “Gracias por tu compra… aquí tienes chatarra de regalo”.
📞 Denunció, pero nadie le da respuesta
A pesar de haber hecho su reclamación formal en la oficina de Correos en Santa Marta, hasta el sol de hoy nadie la ha llamado ni para decirle “estamos investigando”. Silencio total. “No es humano ni ético ni revolucionario que esto ocurra”, dijo ella, visiblemente indignada. Y tiene razón. Porque esto ya no es un error, es un abuso.
🏢 Correos de Cuba dice que están investigando… pero ¿y las soluciones?
Desde la dirección de Correos en Matanzas, los directivos aseguraron que el caso está en manos del departamento de Inspección. ¿El motivo del retraso? Problemas energéticos en el Centro de Clasificación Postal. También dijeron que intentaron contactar a Aimeé “sin resultados”. Pero mientras tanto, ella sigue sin televisores… ni respuestas.
🔍 Robos, excusas y una confianza que se cae a pedazos
Más allá de las excusas, la realidad es que los robos de paquetes siguen ocurriendo y nadie paga por ello. ¿Le repondrán los televisores? ¿Alguien asumirá responsabilidad? ¿O la historia quedará en el olvido, como tantas otras? La confianza en Correos de Cuba está en caída libre, y las víctimas se acumulan.
📉 Correos dice que los robos son mínimos… pero las historias dicen otra cosa
Según Correos de Cuba, solo el 0.02% de los más de 745 mil envíos entre 2024 y lo que va de 2025 han sido alterados, robados o perdidos. Pero cada historia como la de Aimeé pone en duda esas cifras. Ellos dicen que parte de la responsabilidad es de los operadores extranjeros y de la Aduana. Mientras tanto, los paquetes siguen desapareciendo misteriosamente.
📦 Más historias, mismo drama: tornillos, calditos de pollo y trampas
El caso de Aimeé no es único. En diciembre, otra mujer en Los Arabos recogió su paquete enviado desde México… también manipulado. Meses antes, una cubana en España le mandó un celular a su tío y él recibió… ¡una caja con tornillos y calditos de pollo! ¿Suerte? ¿Mala suerte? ¿O un sistema que ya no da más?
🔚 El cuento se repite, pero la indignación también
Cada vez que sale una historia como esta, lo único que cambia es el nombre de la víctima. El guion es el mismo: envío desde el extranjero, manipulación, robo, silencio institucional. Pero la indignación crece. Y mientras el gobierno habla de mejoras, la gente solo ve excusas, pérdidas y frustración.
