La madrugada del 28 de mayo dejó un dolor profundo en el corazón de una familia santiaguera. Un bebé de solo dos meses, llamado Alex Romano, falleció tras un episodio médico rodeado de dudas, tristeza y una creciente indignación. Ahora, la Dirección Provincial de Salud de Santiago ha salido a decir que están “evaluando responsabilidades” en lo ocurrido.
Según el comunicado oficial, una comisión de alto nivel del sistema de salud está metida de lleno en una investigación para «depurar errores y faltas médicas». De forma bastante directa, reconocen que aquí pasó algo grave. Y, aunque no sueltan nombres ni detalles concretos, dejan claro que «la impunidad no tiene espacio en el sistema de salud cubano».
Negligencia, omisiones y un regreso fatal al hospital
De acuerdo con la nota, el pequeño Alex llegó al Hospital Pediátrico Juan de la Cruz Martínez Maceira —más conocido por los santiagueros como «La Ondi»— tras pasar primero por el Policlínico José Martí. Allí, supuestamente se le hicieron pruebas diagnósticas de rutina. Sin embargo, a pesar del cuadro clínico que presentaba, no se insistió en dejarlo ingresado, y el niño fue enviado de vuelta a casa.
Ocho horas más tarde, el bebé regresó al hospital en estado crítico. Poco después, murió.
La versión oficial niega vínculo con la vacunación
En su intento por calmar el revuelo, las autoridades aclararon que el fallecimiento del bebé «no guarda relación con el sistema de vacunación infantil». Aseguran que Alex no recibió ninguna vacuna reciente, echando por tierra la versión que circulaba desde un principio, basada en una denuncia pública hecha por Yosmany Mayeta, quien compartió el testimonio directo de la familia.
Desde el Ministerio de Salud Pública insisten en defender el prestigio de su programa de inmunización, destacando que este protege contra 13 enfermedades con más de 20 vacunas, muchas de ellas de fabricación nacional. Pero en medio del dolor, esa defensa suena más a discurso que a consuelo.
El testimonio de la familia: “Esto no debió pasar”
La historia que primero salió a la luz es bien distinta a la versión institucional. Según los relatos familiares, el bebé fue llevado al policlínico el martes por la mañana para recibir su vacuna. La madre notó que la doctora tuvo problemas para encontrarle la vena y le pincharon varias veces una piernecita, lo que causó un sangrado que no cesaba ni con los cuidados en casa.
Horas después, el pequeño fue trasladado a La Ondi porque seguía llorando mucho y estaba muy inquieto. Allí le dijeron que todo parecía normal, y lo mandaron de vuelta a casa. Pero al caer la noche, el niño apenas respiraba. Lo llevaron de nuevo al hospital, y según el relato compartido, sufrió un paro cardíaco y murió cerca de la medianoche.
Un barrio en duelo y una comunidad clamando por respuestas
En redes sociales, amigos, vecinos y conocidos de la familia han descrito al pequeño Alex como un bebé saludable, que crecía fuerte y alegre. Su muerte ha dejado una estela de preguntas sin responder y una comunidad herida.
El niño fue velado el miércoles, dentro de una pequeña caja blanca, mientras su familia exigía justicia. Justicia que las autoridades dicen que llegará, aunque muchos ya desconfían de promesas repetidas.
En un país donde los errores rara vez se reconocen de frente, que la Dirección Provincial de Salud hable abiertamente de negligencias ya es, para muchos, un hecho poco común. Pero no basta con palabras. La gente quiere acciones, quiere verdad. Y sobre todo, quiere que ningún otro niño pierda la vida por causas evitables.
