En un giro que ha sorprendido a más de uno, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) alzó la voz este sábado para decirle “¡así no!” a las nuevas tarifas impuestas por ETECSA. Y no fue cualquier pataleo de redes: varias facultades de la Universidad de La Habana y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) se unieron en un comunicado conjunto que dejó claro su descontento con lo que muchos ya llaman, sin tapujos, un verdadero tarifazo.
“Esto nos corta las alas”, resumieron en esencia los estudiantes, apuntando que limitar el acceso a internet en un país donde ya es bastante complicado estudiar, investigar o comunicarse, es como ponerle candado al futuro.
Cuando hasta los aliados se hartan
Lo más llamativo no fue solo el contenido del comunicado, sino quiénes lo firmaron. Esta vez, no fueron los críticos habituales del sistema, sino jóvenes de una organización históricamente alineada con el gobierno, y eso ya es otro cantar.
Las facultades de Comunicación, Química, Filosofía e Historia, Matemática y Computación, InSTEC e ISRI se unieron para soltar una declaración que, en buen cubano, fue una bofetada con guante blanco. “El encarecimiento de las recargas de datos más allá de los 6GB nos tranca el dominó”, expresaron, alertando que estas medidas golpean directamente su capacidad de estudiar y trabajar.
Datos caros, futuro limitado
El nuevo esquema tarifario de ETECSA no solo achica el acceso: lo dolariza de facto. Con los sueldos en pesos cubanos y las tarifas en dólares, el panorama se vuelve irreal para la mayoría. Con apenas 4,000 CUP de salario medio, tener que pagar más de 3,000 solo por 3 GB extras es, sencillamente, una locura. Y quien no reciba remesas del extranjero, que se encomiende al milagro.
Un mensaje que no se puede ignorar
El comunicado no fue un simple desahogo. Fue una declaración con peso político, porque muestra que hasta dentro de las estructuras juveniles del país hay molestia real, seria y argumentada. Los estudiantes piden diálogo, sí, pero también exigen que se escuche su realidad. No quieren limosnas ni promesas huecas: quieren internet accesible, sin tener que endeudarse o depender del mercado negro.
Y lo dijeron sin rodeos: estas nuevas tarifas no solo dificultan el estudio, sino que frenan el desarrollo de toda la sociedad, porque en un mundo conectado, quien no tiene datos, no tiene voz.
El derecho a la conexión no se mendiga
Los estudiantes también dejaron claro que el acceso a internet debe ser un derecho universal, no un lujo reservado para los que tienen dólares a mano. Recordaron que están comprometidos con defender el acceso equitativo a las tecnologías, y no piensan quedarse cruzados de brazos mientras se cierra aún más el cerco digital.
Este posicionamiento se dio justo después de que en la Mesa Redonda, directivos de ETECSA intentaran justificar el tarifazo con el viejo argumento de la infraestructura y los costos operativos. Pero esa explicación no ha logrado apagar el fuego.
Un punto de quiebre
Lo que está pasando con la FEU puede parecer solo un comunicado más, pero en realidad es mucho más profundo. Es un reflejo de la fractura creciente entre la narrativa oficial y la vida real de los jóvenes en Cuba. Porque para muchos estudiantes, internet no es un lujo: es su aula, su biblioteca, su contacto con el mundo y su única forma de soñar con algo mejor.
Y mientras el país sigue atravesando una crisis energética, alimentaria y migratoria de las más duras que se recuerdan, cortar el acceso a la red es como apagar la única luz que queda encendida.