Una joven cubana que ahora vive en Estados Unidos le soltó par de verdades sin miedo a ETECSA y su nuevo “tarifazo”, ese que corta el Internet al que está en la Isla mientras exprime los bolsillos del que emigró. Desde su cuenta en TikTok, donde se hace llamar Esencia Dramática, la muchacha no se guardó nada y dijo lo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir.
“Tus familiares necesitan más datos, pues ya sabes… paga desde el exterior”, comenzó diciendo con ese tono sarcástico que duele porque es verdad. Su mensaje fue directo al hueso: esto no es una jugada comercial cualquiera, esto es una trampa montada con todas las de la ley para mantenernos amarrados.
Según ella, esto no es estrategia, es castigo calculado, es una forma de obligar al exiliado a cargar con el país que dejó atrás, a punta de recargas y remesas. “Esto es represión económica con olor a chantaje emocional”, soltó, y no hay que tener mucha vista para entender por dónde va la cosa.
“Una vez más aprietan al de adentro para que pague el de afuera”, dijo en una frase que ya se ha vuelto consigna en redes. Porque sí, lo que ETECSA está haciendo no es otra cosa que jugar con la necesidad del pueblo para seguir llenando la olla rota del sistema.
Tarifas en dólares, salarios en miseria
Lo más indignante del nuevo paquetazo digital es que mientras los cubanos solo pueden recargarse 360 pesos al mes en moneda nacional, los verdaderos paquetes buenos se compran solo en dólares. O sea, si no tienes alguien que te recargue desde Miami o Madrid, olvídate de navegar con tranquilidad.
La joven denunció que esto es simplemente una maniobra desesperada de una dictadura rota, que usa la miseria como carnada para atrapar billetes verdes. Y propuso lo impensable, pero que cada día suena más: que los cubanos en el exilio dejen de hacer recargas, como forma de resistencia.
“La misma dictadura te está dando las armas para que las uses contra ella”, lanzó, desafiando al inmovilismo que muchas veces nos paraliza.
Un parón digital como respuesta al abuso
La idea del boicot no está sola. Desde fuera de la Isla, activistas como Saily González Velázquez también están llamando a un «parón total» de recargas, como acto de protesta. Saily advierte que lo que hoy parece una tarifa absurda, mañana puede ser el inicio de un sistema donde hasta el agua se venda en MLC.
“Nos extorsionan con combos para comer, hoteles para pasear y ahora datos para comunicarnos. ¡Ya está bueno!”, escribió en sus redes.
La indignación también llegó a figuras como el abogado Manuel Viera, quien fue tajante: “No quiero que le pongan un solo peso a ETECSA en mi nombre. Que se mueran de hambre aunque yo no use más nunca un celular”. Duro, pero necesario.
Desde Cuba, el crítico Jorge de Mello anunció su retirada forzosa de las redes porque no puede pagar los nuevos precios del monopolio estatal. Y en un mensaje que remueve conciencias, dejó claro: “No le voy a pedir a ningún amigo en el extranjero que le dé un solo dólar a una empresa que jinetea a su gente con el apoyo del poder”.
Internet: de derecho a lujo para privilegiados
Lo más triste de todo es que, con esta medida, el acceso a Internet en Cuba se ha convertido en un lujo reservado solo para quienes reciben dólares o viven del negocio informal. Para el resto, conectarse se ha vuelto tan difícil como conseguir detergente sin cola.
Una habanera lo dijo clarito en sus redes: “Ahora los nuevos ricos no son los del Lada, sino los que tienen parientes que les mandan recargas desde afuera”. Así de claro. La brecha entre cubanos se ensancha, y ya no solo por el pollo o el pasaporte, sino por los megas.
Pero más allá del bolsillo, el tarifazo tiene otro efecto igual de grave: cierra puertas al conocimiento, al trabajo remoto, a la denuncia y a la conexión con el mundo. Porque cuando se corta la comunicación, también se apagan las voces que incomodan.
¿Quién limita la conexión? ¿Quién chantajea desde el poder?, se pregunta Esencia Dramática en uno de sus videos. Y aunque la respuesta parezca obvia, el silencio oficial retumba tanto como el malestar popular.
La gente habla, el gobierno calla
ETECSA sigue justificando estas decisiones como necesarias “para mantener la red”, pero la gente en la calle no se lo traga. “Recolectaron millones en recargas y no arreglaron ni una torre”, dijo un pinareño molesto. Y esa sensación de burla se está regando como pólvora.
Al final, lo que está en juego no son solo datos o recargas. Se trata del derecho a vivir con dignidad, a comunicarse sin ser chantajeado y a no depender de un familiar emigrado para mandar un mensaje en WhatsApp.