En pleno corazón de la Ciudad de México, una cubana se topó con algo que la dejó con la boca abierta: un mercado donde venden productos típicos de Cuba… ¡más fáciles de encontrar que en la propia isla! Su reacción, cargada de emoción, asombro y nostalgia, se hizo viral en TikTok y no tardó en tocar fibras sensibles de cubanos dentro y fuera del país.
“Soy cubana viviendo en México y, caballero, hay un mercado que se llama Medellín donde puedes encontrar productos, tú sabes, de Cuba”, dice al inicio del video, con esa mezcla de alegría e incredulidad que solo entiende quien ha vivido la escasez en carne propia. Y mientras camina entre pasillos llenos de recuerdos comestibles, va soltando joyas: “¡Mira, malta! Mírala aquí. Obviamente es mi preferida”.
Y la cosa no quedó ahí. En su recorrido, también mostró cerveza Cristal —»a mí no me gusta, pero sé que a muchos sí»— y hasta cerveza Bucanero, ese néctar dorado que más de un cubano extraña. Pero el momento que arrancó carcajadas y lágrimas por igual fue cuando encontró una frazada de piso cubana. “80 pesos. Me la voy a llevar pa’ la casa, pero no voy a limpiar con ella, eso es reliquia”, dijo entre risas..
Mientras seguía grabando, la sorpresa no paraba. “Tienen café La Llave, café Cubita (carito, pero bueno), H. Huppman, Criollo, ¡hasta Populares!”, soltaba, como quien va encontrando pedacitos de su infancia. Pero fue con el café Serrano que la emoción tocó techo: “Dime, ¿hace cuánto tú no veías esto? Ni en Cuba. Esto está perdido. Bueno, todo lo que enseñé está perdido allá”.
Las redes reaccionaron como era de esperarse: a lo cubano. Unos celebrando el hallazgo: “Aquí sí lo puedes comprar”, “Hay más productos cubanos en México que en Cuba”, “Qué rico, disfrútalo”. Otros, criticando o preguntándose cómo llegan esos productos al extranjero si en Cuba no hay. Y claro, nunca falta el comentario fuera de lugar: “Eso es un comercial para que vayan a invadir México”.
Algunos se enfocaron en el detalle curioso: “80 pesos por una frazada… ¿ps qué limpia sola o qué?”. Y no faltaron los que se quejaron de los precios: “Están tan caros como en la isla”. Pero en general, el video desató una ola de sentimientos, risas y verdades.
Y esto no es un caso aislado. En Miami, en Carolina del Sur, en Texas… cada cierto tiempo aparece un cubano que entra a un supermercado, se topa con frijoles, manteca de puerco, turrones o africanitas, y suelta un “¡Ay Dios mío, qué rico, qué nostalgia!”. Así lo hizo hace poco una cubana en Miami que cerró su video diciendo: “Miami es Miami y lo demás, áreas verdes”.
Y cómo olvidar a El Huevito Mantilla en Austin, que encontró sapitos, gaceñiga y hasta dio la dirección del local “pa’ los socios”. Porque sí, nosotros los cubanos llevamos Cuba en el corazón… y la encontramos donde menos lo esperamos.
Al final, lo que revela este fenómeno es algo profundo: el dolor de ver cómo lo cubano se encuentra más fácil fuera de Cuba que dentro. Y al mismo tiempo, el poder de los pequeños objetos —una malta, una frazada, un café— para reconectarnos con lo que fuimos y aún somos.
