En uno de esos giros que nadie ve venir, Michel Torres Corona, presentador del programa oficialista Con Filo, soltó una de esas verdades que rara vez salen en la TV cubana: en la Isla hay “razones legítimas para protestar”. Sí, lo dijo con todas sus letras. Y aunque la intención del programa era desacreditar las manifestaciones contra los apagones, al final terminó dándole voz —quizás sin querer— al mismo malestar que el régimen intenta silenciar.
¿Empatía de los dirigentes o maquillaje de crisis?
Torres, con su estilo de vocero disciplinado, trató de pintar una imagen amable de los funcionarios del Partido y del Gobierno. Según él, “los secretarios del partido y los titulares del gobierno han salido a hablar con quienes protestan con razón”. Lo que no dijo —pero quedó clarísimo— es que si tienen que ir a dar la cara es porque el pueblo está hasta el cuello de la situación.
Intentando marcar una línea entre los “buenos” y los “malos”, Torres explicó que hay quienes solo quieren armar bronca por razones políticas, y otros —la mayoría, claro— que simplemente no aguantan más y alzan la voz por pura necesidad. A esos últimos, aseguró, hay que escucharlos y llegar a acuerdos.
Pero ojo, el mensaje tiene letra chiquita: el diálogo es bienvenido… siempre y cuando sea en los “canales correspondientes”, es decir, bajo las reglas del juego del propio sistema. Nada de salirse del guión.
Mucho “escuchar al pueblo”, pero nada cambia
Las frases que usó el programa —“reconocer errores”, “explicar causas”, “dialogar con la gente”— ya son parte del repertorio de emergencia del oficialismo cada vez que la cosa se pone fea. Son palabras que suenan bonito, pero que no vienen acompañadas de acciones concretas.
Y como siempre, el tono conciliador no viene solo. También hubo espacio para acusar a los activistas y exiliados de promover “actos terroristas” y “agendas contrarrevolucionarias”, como si el único motivo de protesta fuera una conspiración desde afuera y no los apagones, el hambre y la desesperanza que se viven día tras día.
Los apagones no mienten: el malestar sigue encendido
Mientras la televisión intenta calmar los ánimos, la crisis electroenergética sigue sin tregua, sobre todo fuera de La Habana, donde los cortes de luz son el pan de cada día. Aunque han tratado de “reorganizar” el reparto de cargas, la vida sigue paralizada por los apagones interminables. Y con eso, la frustración sigue creciendo y empujando a la gente a la calle.
Lo más llamativo del discurso de Torres no es lo que quiso decir, sino lo que dejó entrever sin decirlo del todo: el gobierno sabe que el pueblo está molesto, harto y dispuesto a protestar. Y aunque intenten disfrazarlo de voluntad de diálogo, en el fondo lo que buscan es frenar la protesta sin soltar ni un milímetro de poder.
Reconocer el descontento no significa querer cambiar las cosas. Significa querer controlarlas antes de que se les vayan de las manos.