La presidenta de ETECSA, Tania Velázquez Rodríguez, vuelve a plantarse frente a las cámaras de la Mesa Redonda, esta vez con la intención de dar más detalles sobre las polémicas restricciones al uso del saldo en moneda nacional (CUP) y justificar lo que muchos ya califican como un tarifazo disfrazado.
Aunque la directiva ya dio la cara el sábado pasado, el revuelo en redes sociales y la indignación generalizada han obligado a seguir explicando lo que, para muchos, no tiene justificación que valga.
«Esto no es desarrollo, es sobrevivencia»
Así, con esa crudeza, lo soltó Velázquez: la situación de ETECSA es tan complicada que ni siquiera se trata de avanzar, sino de no caerse del todo. Asegura que la empresa está endeudada hasta el cuello y que el dinero no alcanza ni para mantener lo poco que hay, mucho menos para invertir en tecnología nueva.
«No podemos importar insumos, ni equipos, ni nada», confesó. Y aunque habló de mantener los servicios actuales, la calidad sigue siendo cuestionable y los precios, por las nubes.
La medida estrella que más ha encendido los ánimos es la limitación del saldo en CUP, que en la práctica obliga a los usuarios a priorizar el uso de divisas (MLC) para acceder a Internet. O sea, si no tienes remesas o dólares guardados, te quedas desconectado.
“Más caras las recargas, más lejos la conexión”
Mientras los nuevos planes en MLC ofrecen 4 GB por 10 USD o 16 GB por 35 USD, los paquetes nacionales son simplemente un lujo para la mayoría. Solo por 3 GB hay que soltar 3,360 CUP, más de lo que gana mucha gente en un mes.
En palabras simples: la conexión se está volviendo cosa de ricos o de los que tienen familia afuera.
El cuento de las recargas fantasmas
La presidenta también habló de un problema que, según ella, le está drenando los ingresos a ETECSA: las recargas internacionales hechas a través de plataformas no autorizadas. Explicó que muchos de esos pagos se quedan varados fuera del país, mientras que el saldo sí se acredita dentro de Cuba, lo que afecta las cuentas de la empresa.
Velázquez aseguró que, debido a esta movida, ETECSA ha perdido más del 60 % de sus ingresos provenientes del exterior. Y claro, el hueco financiero lo están tapando con más presión sobre los bolsillos del pueblo.
El apagón informativo también tuvo su precio
Otra autocrítica —aunque suave— vino cuando reconoció que la empresa no supo informar bien ni a tiempo sobre los nuevos cambios. “Nos faltaron herramientas y mecanismos efectivos”, dijo, como quien lanza una toalla sin mojarse mucho.
Pero la verdad salió a flote cuando admitió que el anuncio se hizo de golpe para evitar una estampida de recargas en CUP, lo que, según ella, habría colapsado las plataformas de ETECSA, ya de por sí bastante frágiles.
«Si lo decíamos antes, se nos caía el sistema», soltó sin rodeos.
La desconfianza sigue creciendo
Este nuevo capítulo en la telenovela de ETECSA no ha hecho más que profundizar el malestar de la gente. Las decisiones tomadas refuerzan una sensación de injusticia, desigualdad y abandono, sobre todo entre quienes no tienen acceso a dólares ni a ayuda del exterior.
Para muchos cubanos, este modelo discrimina y margina al que no puede pagar en divisa, convirtiendo algo tan básico como una conexión a Internet en un lujo casi inalcanzable. Las quejas en redes sociales no se han hecho esperar: comparan esta situación con la escasez de comida o medicamentos, otra brecha más que separa a los que tienen y los que no.