Lo que debía ser una noche como cualquier otra en el Puente del Cotorro, en La Habana, terminó en desastre. Un accidente de tránsito dejó al menos dos personas fallecidas y varios heridos graves, tras el impacto brutal de un carro rentado que, según testigos, volaba bajito y zigzagueaba como loco por la carretera.
El conductor, al parecer, iba borracho como una cuba, y no le importó nada. Arrolló a varias motos que circulaban tranquilas por la vía, llevándose por delante sueños, familias y hasta vidas.
Una pareja joven murió en el acto, eso lo aseguran todas las publicaciones en redes sociales. Sin embargo, las cifras no cuadran. Hay quien dice que fueron tres, otros hablan de hasta ocho muertos, pero lo cierto es que la tragedia fue grande y el dolor, más grande aún.
“Yo vi todo con estos ojos que se van a comer los gusanos”
Un joven músico llamado Rey Manzano contó su versión en Facebook, y sus palabras hielan la sangre. Venía de trabajar por el Primer Anillo cuando vio que el carro los pasó volando por el lado izquierdo, haciendo eses como en una película, hasta que se lanzó por la senda derecha y se llevó a todos los motoristas por delante.
“Corrimos a socorrerlos, los cargamos como pudimos y los llevamos al hospital. Pero ya era tarde para algunos”, escribió, todavía con el nudo en la garganta.
En medio del caos, los heridos fueron trasladados al Hospital Nacional, donde varios permanecen en estado delicado. Y mientras las autoridades guardan silencio, las redes estallan con los testimonios de quienes vivieron el horror de cerca.
“Eso fue una masacre”
Una internauta llamada Arlena Santander compartió que entre los lesionados estaban su sobrina y el esposo. Ambos sobrevivieron, pero la muchacha tiene una herida fea en la pierna y el trauma encima. Contó que los motoristas venían conversando tranquilos, sin hacer locuras, cuando de pronto, el carro les cayó encima como un fantasma a toda velocidad.
Y no es la única. Alejandro Zrate, testigo directo, dijo que el chofer estaba completamente ebrio y que andaba disculpándose, diciendo que “no vio a la gente”. Pero eso, claro, no devuelve la vida a los que ya no están, ni consuela a los que quedaron rotos.
“Acabó con todo, mano. Con vidas, con familias. Fue un desastre”, soltó.
“Nosotros no veníamos inventando”
Una joven llamada Rebeca Contreras, que también iba en una de las motos, vivió para contarlo. Aunque sufrió lesiones leves, dejó claro que iban a menos de 20 km/h, bien organizados, con licencia y todo en regla. “No estábamos haciendo locuras. Si pasas por ahí verás los plásticos regados por la senda derecha”, aseguró, dejando en evidencia que el grupo de motoristas no tenía culpa ninguna.
Silencio oficial ante tanto dolor
Hasta ahora, las autoridades cubanas no han dicho ni esta boca es mía. No se ha publicado el número real de fallecidos ni de heridos, mucho menos sus identidades. Todo lo que se sabe ha salido de las redes, de los vecinos, de los que estuvieron allí y no pueden quedarse callados.
Lo que sí está claro es que la imprudencia, el alcohol y la irresponsabilidad cobraron caro. Y mientras los familiares lloran y los amigos se preguntan por qué, el país entero vuelve a estremecerse con otra tragedia evitable.
En Cuba, donde los accidentes de tránsito ya parecen cosa de todos los días, este caso vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de tomarse en serio la vida, la conducción y las consecuencias de manejar como si nada importara.