El querido actor cubano Jorge Losada, a sus 91 años, por fin tiene una silla de baño nueva. Y no fue gracias a ninguna institución ni al Ministerio de Cultura, sino a la bondad de un cubano común que se conmovió con su historia y a la fuerza de una comunidad que no se queda de brazos cruzados cuando uno de los suyos está en apuros.
Todo comenzó cuando Lino Tomasén, mejor conocido como El Hombre de Hierro, publicó un video en sus redes mostrando la difícil situación del veterano artista. Conmovido hasta los huesos, hizo un llamado urgente para conseguirle lo más básico: una sillita que le permitiera hacer sus necesidades con dignidad. Y como dice el refrán, cuando el cubano quiere, puede.
Al día siguiente del video, ya la ayuda estaba en camino. La silla, nuevecita, llegó gracias a José, un cubano que vive en el exterior y que trabaja con Destiny Travel. Fue él quien gestionó todo y puso en marcha lo que parecía imposible. “Aquí está tu sillita, papá, de todo corazón”, dijo Tomasén al entregarla con emoción.
El momento fue celebrado también por Limay Blanco, el popular humorista, quien con su estilo jocoso pero sensible agradeció a José por la acción. “¡Esto es tremendo! Aquí está la sillita para que el actor haga la necesidad como un rey”, bromeó, mientras mostraba el equipo ya en manos de Losada.
Esta entrega ocurre poco después de que Tomasén visitara al actor y lo encontrara en condiciones tristes y muy delicadas, sin poder caminar y sin siquiera un lugar adecuado para hacer sus necesidades. En ese primer encuentro le llevó alimentos, algo de dinero —el diezmo de su iglesia, como él mismo explicó— y un mensaje esperanzador que movió a miles.
“Familia, si en algún momento ustedes le pidieron a Dios estar donde están hoy, este es el momento de agradecerle ayudando. Con un dólar basta”, dijo con voz firme, apelando al corazón de la gente.
Y no se equivocó. La respuesta fue inmediata. Además del aporte individual, hubo un esfuerzo conjunto de artistas como Luis Lacosta y Michel Vega, quienes desde dentro y fuera de Cuba ayudaron a canalizar la ayuda, alertando sobre la urgencia de un equipo médico para atender correctamente a Losada.
Jorge Losada es una leyenda viva del teatro y la televisión cubana, un rostro familiar para varias generaciones que crecieron viéndolo actuar. Sin embargo, hoy enfrenta su vejez con dificultades, dependiendo de donaciones para medicamentos, sillas de ruedas y hasta atención médica. En abril de 2024 fue ingresado por complicaciones con una prótesis de cadera, y recientemente volvió al hospital Fajardo por otros problemas de salud.
Lo más duro de todo esto no es solo la enfermedad, sino el silencio de las instituciones culturales, que brillan por su ausencia. Ningún ministerio, ninguna fundación oficial. La ayuda viene, como tantas veces, del pueblo cubano, de la calle, de las redes, de la gente común que se niega a dejar caer a sus ídolos.
La historia de Jorge Losada no es única. Es el reflejo de una triste realidad que viven muchos artistas en Cuba: después de darlo todo sobre las tablas y frente a las cámaras, terminan olvidados por el sistema, sostenidos solo por el amor y la gratitud de su gente.