La inconformidad contra las tarifas de ETECSA ya no es un murmullo entre pasillos: es un clamor que se levanta fuerte desde las universidades cubanas. La protesta que comenzó tímidamente se ha convertido en un verdadero remezón estudiantil que va mucho más allá de un simple problema de conectividad.
Este martes, fue la Facultad de Filosofía, Historia, Sociología y Trabajo Social de la Universidad de La Habana la que soltó su voz, clara y sin rodeos. En un comunicado publicado por la dirección de la FEU de esa facultad, dejaron claro que no están de acuerdo con los paquetes de datos móviles ofrecidos por ETECSA ni con la lógica detrás de las recientes decisiones tarifarias. “Esto no es por beneficios personales, es por un derecho que debería ser de todos: el acceso a la información, al trabajo, al estudio y hasta al esparcimiento”, dijeron.
Con fecha del 3 de junio, el texto acusa a ETECSA de estar de espaldas al impacto social de sus propias decisiones y exige una conversación seria, transparente y sin jerarquías, directamente con las autoridades del país. “No pedimos favores, exigimos diálogo real”, expresan.
Desde Humanidades no solo se plantaron firmes, sino que se solidarizaron con otras facultades como Comunicación, Psicología y Matemática y Computación, esta última impulsora de un paro académico que ya empieza a mover cimientos.
El tono del comunicado no se quedó en lo simbólico. Los estudiantes arremetieron contra la pasividad de los directivos de ETECSA y pidieron la renuncia del presidente nacional de la FEU, Ricardo Rodríguez González, por no estar a la altura de las circunstancias. “Ya no creemos en promesas vacías ni en discursos que no llevan a nada. Apostamos por la acción”, afirmaron.
Desde el 30 de mayo, cuando ETECSA limitó las recargas nacionales a 360 pesos cubanos al mes —menos de un dólar al cambio informal— y trasladó parte del acceso a internet a pagos en moneda libremente convertible (MLC), la indignación estudiantil no ha parado de crecer.
Primero fue la declaración nacional de la FEU el 31 de mayo, denunciando la falta de claridad en las decisiones de la empresa. Dijeron sin rodeos que no se puede construir un país justo si se limita el acceso a internet, herramienta básica para cualquier joven cubano que quiera superarse.
Luego, el 1 de junio, la Facultad de Psicología se sumó con otro mensaje contundente: las nuevas tarifas ponen en peligro el acceso al conocimiento y agravan aún más las desigualdades existentes.
Al día siguiente, la Facultad de Matemática y Computación fue más allá y convocó oficialmente a dejar de asistir a clases hasta que ETECSA dé marcha atrás. En su comunicado, dejaron claro que no basta con remiendos: se necesita repensar todo el modelo de telecomunicaciones y darle a las universidades el espacio que merecen en esas decisiones.
La CUJAE también alzó la voz. Desde allí, la FEU y la UJC criticaron las justificaciones técnicas de ETECSA, tachándolas de flojas, y alertaron que las medidas atentan contra los principios mismos del socialismo.
En medio de toda esta presión, ETECSA salió el 3 de junio a calmar las aguas con un anuncio en televisión: los estudiantes podrán comprar un segundo paquete de 6 GB por 360 CUP, totalizando 12 GB al mes. Además, dijeron que más de 40 sitios educativos estarían libres de costo. Pero para muchos, especialmente para los de Humanidades, eso no resuelve el problema de fondo.
En su pronunciamiento, los estudiantes cuestionaron la narrativa de que las tarifas buscan frenar el fraude. Para ellos, estas políticas solo generan más informalidad, exclusión y hasta ilegalidad. También advirtieron sobre los riesgos de restringir el acceso a contenido internacional y de criminalizar el activismo estudiantil.
“No basta con liberar sitios educativos”, recalcan. “Internet no es un lujo, es un derecho que nos corresponde como ciudadanos”.
La FEU de Humanidades dejó claro que esta lucha es autónoma, legítima y profundamente política. “No necesitamos que nadie nos venga a decir qué pensar. Sabemos organizarnos, exigir, y hacerlo con principios”, apuntaron con firmeza.
Desde fuera del campus, voces como la del académico José Raúl Gallego se sumaron al respaldo. “Cuba está que arde, y quizás la chispa del cambio salga de una universidad. Ojalá volvamos a ese espíritu que antes marcó historia”, escribió en sus redes.
Una vez más, la Universidad de La Habana se vuelve escenario del debate nacional, como tantas veces lo fue en el pasado. Esta vez, la batalla no es solo por megas. Es por justicia, participación y un país donde la juventud tenga voz y voto real.
