La cosa en la Universidad de La Habana está que arde. Esta vez, no fueron solo los estudiantes los que alzaron la voz. El claustro de profesores del Departamento de Sociología y Trabajo Social también se sumó al coro de inconformidad, dejando claro que el tarifazo de ETECSA no pasa por alto en los pasillos de la academia.
En un pronunciamiento publicado en Facebook, los docentes señalaron con todas sus letras que la decisión de subir los precios fue una medida impuesta sin consulta previa, tomada como si el bolsillo del cubano promedio aguantara cualquier cosa. “Falta de sensibilidad institucional”, así lo llamaron, en medio de una de las crisis económicas más duras que ha vivido el país en décadas.
El tarifazo ahonda la desigualdad
Los profesores no se quedaron en lo superficial. Apuntaron al corazón del problema: el aumento de precios no solo golpea a estudiantes y trabajadores, sino que acentúa la brecha entre quienes viven en ciudades y quienes están en zonas rurales, donde el acceso a internet ya era bastante limitado, por no decir casi nulo en muchos casos.
También advirtieron que estas políticas pueden tener consecuencias graves para la vida académica. Y es que sin una conectividad decente, la investigación, la docencia y el vínculo con comunidades vulnerables quedan en pausa.
¿Para quién trabaja ETECSA?
Según el comunicado, la nueva política tarifaria no responde a las verdaderas necesidades del pueblo, ni mucho menos a un proyecto con vocación social. Más bien parece hecha desde una lógica que mira más al bolsillo empresarial que al bienestar colectivo.
Por eso, los profesores aprovecharon para hacer un llamado firme a la participación ciudadana y a ejercer la crítica desde el aula, desde la investigación y desde todo espacio académico. Exigieron una conectividad justa, accesible y coherente con la realidad cubana.
Estudiantes exigen cabeza dentro de la FEU
Y si lo de los profes ya era importante, lo que vino después terminó de prender el rancho. Este 3 de junio, la Facultad de Filosofía, Historia, Sociología y Trabajo Social dio un paso que no tiene antecedentes recientes: pidió la renuncia inmediata del presidente nacional de la FEU, Ricardo Rodríguez González.
¿La razón? Según los estudiantes, el dirigente no ha sabido representar al estudiantado en esta crisis y ha demostrado una desconexión total con sus demandas. Denunciaron también que, tras una reunión con autoridades universitarias y de ETECSA, no obtuvieron ninguna respuesta clara.
Entre sus exigencias, además de la revocación completa de las medidas, solicitaron eliminar el límite de 360 CUP para las recargas mensuales, considerado una burla ante la situación actual.
La UH cierra filas con el PCC
Pero no todo ha sido apoyo interno. La propia Universidad de La Habana publicó un comunicado oficial donde dejó clarito que no piensa permitir paros docentes ni protestas que, según sus palabras, estén alejadas del “espíritu revolucionario”.
“Nada ni nadie interrumpirá nuestros procesos docentes”, dijeron, reafirmando su compromiso con el Partido Comunista de Cuba y dejando entrever que no avalan las acciones de protesta estudiantil, como la liderada por los alumnos de la Facultad de Matemática y Computación.
Un conflicto que va mucho más allá de internet
Lo que comenzó como una reacción contra el alza de tarifas ha evolucionado en algo mucho más profundo. Estamos frente a una confrontación directa por la representación juvenil en Cuba, en un contexto donde, históricamente, la juventud ha sido utilizada como vitrina del sistema.
Ahora, esa misma juventud cuestiona a sus líderes, y lo hace sin miedo. Por primera vez en años, una facultad icónica como Humanidades exige públicamente la renuncia del presidente de la FEU, quien además forma parte del Consejo de Estado que encabeza Miguel Díaz-Canel.
Una crisis de confianza en la FEU
Mientras más facultades se suman al rechazo y crecen las voces críticas, la dirección nacional de la FEU enfrenta una crisis de autoridad inédita. Los estudiantes, cansados de dirigentes que hablan en nombre de todos pero solo repiten el discurso oficial, están diciendo basta.
