En medio de la bronca nacional por las nuevas tarifas impuestas por ETECSA, el actor cubano Luis Alberto García no se quedó callado y soltó lo que muchos andan pensando, pero pocos se atreven a decir en voz alta. Desde su cuenta de Facebook, el artista dejó claro que esto no va de parches ni privilegios por sector, sino de derechos para todos los cubanos, sin distinción.
“No es dividiéndonos en estanquillos como se resuelve esto”, escribió García con su estilo directo y sin pelos en la lengua. “No hay más necesitados que otros. ¡El pueblo entero es quien necesita conectividad!”, enfatizó, dejando caer una verdad que muchos sienten en carne propia cada vez que intentan abrir una página y les sale el clásico “sin conexión”.
Críticas a medias tintas no bastan
La indignación del actor no viene de la nada. Hace apenas unos días, ETECSA anunció en la Mesa Redonda que los estudiantes universitarios podrán comprar un segundo paquete de 6 GB por 360 CUP, además del habitual de 360 por los primeros 6 GB. También se liberó el acceso a unos cuantos sitios educativos.
Pero la medida se queda corta. No resuelve el problema de fondo: la desconexión forzada de millones que no pueden acceder a más de 360 CUP mensuales, y mucho menos costearse paquetes en dólares con tarjetas internacionales o con saldo en MLC, que parecen estar diseñadas para otro país.
Mientras unos pocos logran mantenerse conectados, la mayoría queda fuera del juego. Y eso, en una Cuba donde el internet se ha vuelto vital para estudiar, trabajar o simplemente estar informado, es un golpe duro a la vida diaria.
El pueblo en paro, el gobierno en silencio
El descontento no se quedó en las redes. Desde esta semana, los estudiantes de varias universidades lanzaron un paro académico, exigiendo condiciones más justas para acceder a internet. Universidades como la UH, la CUJAE y la UCLV han visto cómo los jóvenes se organizan y levantan la voz, con el respaldo de agrupaciones como la FEU, el ISRI y hasta la AHS.
Incluso desde sectores tradicionalmente oficialistas se reconoce que estas tarifas estrangulan el desarrollo cultural, educativo y profesional de una generación que no pide lujos, sino las herramientas mínimas para crecer.
“No hay más necesitados que otros”, repitió García en su post, como si hablara desde la piel de millones de cubanos que, día tras día, se topan con un país que parece empujar al abismo digital a quienes no tienen divisas.
Más que gigas: se trata de dignidad
Con su mensaje, Luis Alberto se une al coro de voces que piden equidad, justicia social y un acceso real —y no simbólico— a los derechos digitales. En un país donde cada mega cuenta, su reclamo va más allá de lo técnico: se trata de reconocer que conectarse ya no es un lujo, es una necesidad básica.
El tarifazo no ha hecho más que poner en evidencia la desconexión no solo tecnológica, sino emocional y política, entre quienes toman las decisiones y quienes las sufren. Y eso, como bien dice García, no se arregla con parches ni con favoritismos.
En la Cuba de hoy, el internet es sinónimo de libertad, oportunidad y futuro. Y negar ese acceso de forma selectiva solo ensancha las grietas en una sociedad que ya viene bastante golpeada. El mensaje es claro: o nos conectamos todos, o se desconecta la esperanza.