La cosa está que arde en las universidades cubanas, sobre todo en la Universidad de La Habana, donde los estudiantes han dicho “¡hasta aquí!” frente a las medidas de ETECSA. La bronca no es poca: mientras los precios en moneda nacional siguen apretando, los planes en dólares parecen decirle al cubano de a pie que el acceso a Internet es solo para quien pueda pagar en divisa. El malestar ha escalado y la respuesta oficial no se ha hecho esperar… pero tampoco ha calmado las aguas.
Desde las alturas del aparato universitario, la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) ha sacado la cara, pero no para apoyar del todo a los estudiantes, sino para tirar una línea más alineada con el libreto del poder. En un comunicado reciente, los representantes de la FEU en la Universidad de La Habana dijeron que van a seguir “impulsando el diálogo”, pero a la vez soltaron el discurso de siempre: que todo esto es parte de una “campaña mediática” para desestabilizar la educación y dividir a los estudiantes.
“Apoyamos a nuestro estudiantado, pero rechazamos la manipulación”, reza el mensaje, compartido por Raúl Alejandro Palmero, quien lleva la batuta de la Unión de Jóvenes Comunistas en La Habana. Con tono firme, aseguró que la FEU seguirá siendo “revolucionaria”… aunque no mencionó mucho sobre las demandas concretas de los estudiantes.
Por su parte, Ricardo Rodríguez González, el presidente nacional de la FEU y también militante del Partido Comunista, se fue con todo en sus redes. Aseguró que hay medios “enemigos” y “personajes de cartón” —así, sin pelos en la lengua— que están sembrando odio y desconfianza en medio de lo que él llama espacios de “diálogo respetuoso”.
Rodríguez fue más allá y denunció que hay presiones sobre los líderes estudiantiles que no se alinean con el discurso oficial, acusando que se les quiere empujar a romper con el “orden institucional” y la “tranquilidad” universitaria. En un tono encendido, sentenció: “Nos están manipulando la historia. Y no lo vamos a permitir.”
Una movida inédita en el panorama universitario
Todo esto ocurre mientras las universidades viven algo que no se veía hace mucho: un paro académico indefinido. La mecha se encendió con los estudiantes de Matemática y Computación, pero pronto se les unieron otras facultades como Filosofía, Historia, Sociología y Trabajo Social. La rabia no es solo por los precios, sino por lo que consideran una injusticia: no quieren soluciones exclusivas para estudiantes, sino acceso igualitario a Internet para todo el pueblo cubano.
ETECSA trató de apaciguar las cosas con una oferta especial de 6 GB por 360 pesos para estudiantes universitarios y acceso gratuito a más de 40 sitios educativos. Pero la jugada no cuajó. Para muchos jóvenes, eso es solo un curita para una herida mucho más profunda.
La grieta en el discurso
Mientras desde las bases se exige diálogo verdadero, sin imposiciones ni etiquetas, desde las alturas siguen apelando al viejo cuento del enemigo externo. La narrativa oficialista insiste en la manipulación foránea, mientras los estudiantes piden simplemente que se escuchen sus voces, sin filtros ni guías.
Este momento deja al desnudo un conflicto que no es solo político ni tecnológico, sino generacional. Hay una juventud que quiere repensar el país desde las aulas, que no se traga cualquier cuento, y que exige participación real. Del otro lado, una dirigencia que parece más preocupada por controlar el relato que por entender lo que se está cocinando en los pasillos universitarios.