La cosa se puso caliente en las universidades cubanas. Lo que empezó como un reclamo estudiantil en la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, se ha convertido en un paro universitario que va creciendo como bola de nieve. Desde Pinar del Río hasta Villa Clara, los estudiantes se están plantando con fuerza frente a lo que consideran una injusticia más del sistema.
El detonante fue la reciente decisión de ETECSA de restringir las recargas nacionales y priorizar las ofertas en moneda extranjera, lo que ha dejado a muchos sin acceso estable a internet. Y en tiempos donde estudiar sin conexión es casi misión imposible, los jóvenes dijeron: “¡Hasta aquí!”
El gobierno, por su parte, no tardó en sacar las garras.
Este miércoles, el Partido Comunista de Cuba, por voz de su Secretario de Organización, Roberto Morales Ojeda, pidió “cerrar filas” ante lo que definió como una “maniobra desestabilizadora” de los “enemigos del sistema”. En su publicación en Facebook, Morales soltó que “hay muchas manipulaciones y tergiversaciones que quieren sembrar el caos y romper la paz del país”. Y claro, como ya es costumbre, pintaron a los estudiantes como títeres de intereses foráneos, sin reconocer que lo que está en juego aquí es un derecho básico: conectarse y expresarse.
FEU y UJC: más del mismo discurso
La Federación Estudiantil Universitaria y la Unión de Jóvenes Comunistas también se alinearon con el discurso oficial. Lanzaron un comunicado tachando la huelga de “influenciada por medios independientes y fantoches de opinión”, que, según ellos, solo buscan sembrar odio. Pero los estudiantes no se tragaron el cuento, y de inmediato pidieron la renuncia del presidente de la FEU, cansados de sentirse usados y no representados.
ETECSA intentó calmar las aguas, ofreciendo un paquetico de 6 GB por 360 pesos cubanos y acceso gratis a algunos portales educativos. Pero para los universitarios, eso fue como echarle un vasito de agua a un incendio. Exigen acceso equitativo a internet para todos los cubanos, no una solución parche y clasista.
Un punto de quiebre generacional
Este conflicto ha sacado a flote una profunda grieta entre la juventud y las estructuras tradicionales del poder. Mientras los dirigentes insisten en teorías de conspiración y discursos de guerra mediática, los estudiantes apuestan por el diálogo, la equidad y una participación real, sin tutela ideológica.
El académico José Raúl Gallego lo resumió con nostalgia y esperanza: “Ojalá la universidad recupere el lugar que tuvo antaño en la historia de Cuba.” Porque sí, las aulas cubanas fueron cuna de grandes movimientos y hoy parecen querer volver a serlo.
Lo cierto es que este paro ha encendido una chispa que puede cambiar el rumbo de las relaciones entre la juventud cubana y el poder. Por primera vez en décadas, los universitarios están desafiando abiertamente la autoridad de la FEU y cuestionando el control total del Estado sobre la vida académica.
Y si algo está claro en esta historia, es que los jóvenes han decidido no callarse más. Porque en un país donde estudiar se vuelve acto de resistencia, luchar por internet es también luchar por el futuro.