El ministro del Interior cubano, Lázaro Alberto Álvarez Casas, estuvo de visita en Moscú, donde se reunió con los mandamases de las fuerzas del orden rusas, quienes prometieron meterle mano al entrenamiento de la policía cubana.
En el marco de la 13ª Reunión Internacional de Seguridad, el ministro ruso Vladímir Kolokoltsev le soltó a su colega cubano: “Tenemos disponible nuestro centro de capacitación en Managua (Nicaragua). Estamos listos para ofrecerles cursos de varios niveles y perfiles. Confiamos en que esta cooperación se fortalecerá cada vez más”, dijo, dejando claro que la unión va para largo.
Kolokoltsev no perdió tiempo en halagar a La Habana, diciendo que, pese a los líos geopolíticos del momento, Cuba sigue siendo un socio estratégico de toda confianza en América Latina. Y hasta sacó a relucir la reciente entrada de Cuba a los BRICS como Estado socio, un paso que, según él, dará más fuerza a la coordinación bilateral.
El alto mando ruso no se quedó ahí. Señaló que la colaboración entre las policías de ambos países “sigue siendo efectiva”, según el medio Ren.Tv. Sin embargo, hay que destacar que ese centro de entrenamiento en Nicaragua, que Rusia pone a disposición, fue sancionado por el Departamento del Tesoro de EE.UU. en mayo de 2024, alegando que es clave en la represión que el gobierno de Daniel Ortega mete a la disidencia. Ese centro, fundado en 2017, entrena a las fuerzas del orden de varios países latinoamericanos bajo el argumento de combatir el crimen organizado.
La visita de Álvarez Casas y su séquito a Moscú no pudo llegar en peor momento: justo cuando Cuba enfrenta su peor crisis en décadas, con apagones que duran más de 20 horas, precios que suben como la espuma, hospitales y policlínicos hechos leña, y un éxodo que deja cada día más huecos en las calles. Mientras, el gobierno sigue mandando médicos al extranjero como si no pasara nada, y la delincuencia y la violencia crecen sin freno.
Aun así, la narrativa oficial no se mueve un milímetro. Con Raúl Castro cumpliendo 94 años este 3 de junio y Díaz-Canel agarrado al cuento del bloqueo de EE.UU., el diario Granma aprovechó el momento para recordarle al pueblo que hay leyes para castigar a los cubanos que se expresan críticamente en redes sociales. En la misma jornada en que Álvarez Casas apretaba manos con los generales rusos, Granma publicaba un artículo que repasaba todos los delitos que pueden aplicarse a los que se desahogan en Facebook o X.
El texto hablaba de “propaganda enemiga, difamación de instituciones, amenazas, corrupción de menores, chantaje y estafa”, entre otros cargos. Y no olvidaba mencionar los clásicos de siempre: desacato, atentado y resistencia, que según ellos se están viendo “extrapolados” en redes.
Todo esto ocurre mientras la isla vive apagones que no dan tregua, hospitales a punto de reventar, inflación que rompe todos los récords y un pueblo que sigue migrando en masa buscando un futuro mejor. Pero el gobierno, en lugar de mirar hacia adentro, sigue apostando por meterle dinero y esfuerzo a la propaganda para sostener un modelo que cada vez se parece más a un viejo recuerdo.
La cosa no terminó ahí. El presidente del Comité de Investigación de Rusia, Alexander Bastrykin, también tuvo su chance de reunirse con Álvarez Casas. Hablaron de cómo proteger los “valores e intereses públicos” frente a la delincuencia transnacional y cómo mejorar la cooperación forense y judicial. “Estamos felices de firmar el programa y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para trabajar juntos”, soltó Álvarez Casas, según Sledcom.ru.
Por último, el poderoso Secretario del Consejo de Seguridad ruso, Sergei Shoigu, que presidió todo el encuentro internacional, remató diciendo que las consultas de seguridad entre Rusia, Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Cuba deben retomarse pronto, aparte de los acuerdos bilaterales.
Así que mientras en Cuba la gente sigue batallando con la falta de luz, comida y esperanza, el gobierno se enfoca en reforzar alianzas internacionales y en blindar su maquinaria represiva, como si de eso dependiera el futuro de la nación.