En pleno arranque del paro universitario contra las restricciones de ETECSA, la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) salió con un anuncio que levantó más cejas que aplausos: van a ampliar los puntos Wi-Fi en el campus. La noticia, soltada en su página de Facebook como si fuera algo ajeno al revuelo nacional, llega justo cuando los estudiantes dijeron ¡basta ya!
Desde temprano, según el comunicado oficial, comenzaron los trabajos para habilitar nuevas zonas con cobertura inalámbrica. Todo esto, aseguran, con la intención de mejorar el acceso a internet y reforzar la red universitaria.
Dicen que están comprometidos con la tecnología, que esto es parte de una estrategia para garantizar la conectividad de los procesos de docencia, investigación y extensión. También mencionan que la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) está acompañando el proceso, aunque muchos se preguntan: ¿acompañan de verdad o solo sirven de vitrina institucional?
Un anuncio entre protestas y pancartas digitales
La movida de la UCI ocurre mientras el descontento universitario se expande por toda Cuba, en respuesta directa al llamado “tarifazo digital” de ETECSA, que limitó las recargas en pesos cubanos a 360 CUP mensuales y empujó a los estudiantes a comprar paquetes en dólares.
Aunque el gobierno intentó apagar el fuego diciendo en la Mesa Redonda que los estudiantes tendrán acceso a 12 GB por 360 CUP y podrán entrar sin costo a más de 40 sitios educativos, la olla ya está a presión.
En MATCOM, una estudiante lo dijo clarito: “¿Nosotros somos vulnerables o son sus medidas las que nos hacen vulnerables?”. Y esa frase, soltada con fuerza, retumba en cada rincón universitario del país.
Desde La Habana hasta Santa Clara, pasando por la CUJAE y hasta el ISA, el reclamo se hizo coral. Estudiantes, egresados, profesores… todos con la misma idea: no se trata solo de megas, sino de respeto, representación y derechos.
Mientras tanto, en la UCI: Wi-Fi, silencio y control
El anuncio de más Wi-Fi en la UCI parece buscar más la contención que el progreso real. No son pocos los que sospechan que se trata de una maniobra para frenar el paro en una universidad que ha sido bastión del oficialismo digital.
En medio del malestar, la dirección universitaria sigue en modo “todo está bajo control”, incluso desmintiendo como “fake news” un comunicado estudiantil que denunciaba el tarifazo y exigía internet como derecho, no como privilegio.
Pero los estudiantes no se tragan el cuento. Saben que el problema no es solo técnico, sino profundamente político. No es que falte Wi-Fi, es que sobra desconexión entre los que mandan y los que estudian.
De una recarga a una revolución en las aulas
Lo que comenzó como una bronca por los megas ha terminado sacando a flote un malestar acumulado. Los jóvenes no solo piden conexión a internet, sino conexión con la realidad. Quieren voz, espacio para disentir, y una universidad que no sea solo extensión del partido único.
El gobierno y el PCC han reaccionado como de costumbre, hablando de “maniobras desestabilizadoras” y pidiendo a sus filas cerrar filas. Pero cada vez más, el discurso se desgasta. Ni el Wi-Fi extra de la UCI puede tapar la desconexión política.
Porque esto ya no va de cables ni de routers. Va de futuro, de libertad, de un país donde los estudiantes no tengan que mendigar megas para poder aprender, debatir o simplemente existir con dignidad en el siglo XXI.