El gobierno cubano vuelve a sacudir el avispero, esta vez achacando las protestas universitarias a supuestas “campañas subversivas” impulsadas desde afuera. Todo esto mientras las voces jóvenes siguen retumbando en los pasillos de las facultades, exigiendo que se escuche su malestar por el tarifazo de ETECSA.
Mientras tanto, las autoridades universitarias y el discurso oficial siguen pintando un cuadro de “normalidad” que contrasta con las huelgas y plantones que están dejando las aulas medio vacías. Los estudiantes, sin pelos en la lengua, denuncian la desigualdad y la exclusión digital que provocan estas medidas.
El periódico Granma se subió al ring con un artículo del 4 de junio, titulado “Una respuesta invencible: la unidad”, donde califica las protestas como parte de “una agresiva política imperial” que, según ellos, busca meterle miedo a Cuba con cuentos y presiones económicas.
Por su parte, Roberto Morales Ojeda, el Secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, salió diciendo que esto es parte de una “guerra mediática” que no es juego de niños. Según él, están tratando de desestabilizar no solo al sistema, sino también a las verdaderas necesidades del pueblo.
“No hay espacio para ingenuidades”, soltó Morales Ojeda, dejando claro que no van a ceder terreno frente a lo que ve como un ataque foráneo.
Granma insiste en que estas manifestaciones quieren “opacar la valía de los espacios de diálogo” y dinamitar la relación entre la juventud y las instituciones del país. Pero la realidad en los pasillos universitarios es otra bien distinta.
Mientras tanto, la televisión estatal, con su Noticiero Nacional, niega de plano los paros académicos y pinta las protestas como inventos de mentes calenturientas que quieren sembrar el caos. La periodista Talía González aseguró que las aulas siguen llenas y el proceso docente no se ha detenido.
La FEU nacional, por su parte, salió en defensa de “la vía del diálogo” y dijo que “las organizaciones sí nos amparan”. Pero esa postura no convence a muchos estudiantes que sienten que se quedan sin voz ni voto.
Y es que las fracturas internas se hacen cada vez más visibles. La Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad de Holguín se fue de frente y declaró un paro indefinido a partir del 7 de junio, dejando claro que no son una minoría privilegiada, sino la voz de un pueblo cansado de pagar la ineficiencia de otros.
En la Universidad de Ciencias Exactas y Naturales, los estudiantes de Matemáticas y Computación avisaron que seguirán plantados: “Nos movilizamos por justicia social, no por migajas”, dijeron, con toda la dignidad del mundo.
La rebelión no se queda solo en lo académico. En la Facultad de Biología se desconoce la autoridad del presidente nacional de la FEU, Ricardo Rodríguez González, mientras que en la de Filosofía, Historia, Sociología y Trabajo Social, la exigencia es directa: “¡Fuera Rodríguez! Queremos un líder que de verdad nos represente”.