El galán cubano William Levy vuelve a dar de qué hablar, y no precisamente por una novela nueva ni por un estreno en Hollywood. Esta vez, el revuelo viene desde una sala judicial en Florida, donde el actor brilló por su ausencia el pasado 4 de junio, dejando plantada a la jueza Melinda Brown y al resto de los presentes en la Corte Criminal del condado de Broward.
Todo esto viene arrastrándose desde el bochornoso episodio de abril, cuando Levy fue arrestado en el restaurante Baires Grill, en Weston. Según los reportes, el actor estaba pasado de tragos, causando alboroto y metiéndose donde no debía. Terminó esposado y directo para la estación de policía en Fort Lauderdale, acusado de intoxicación, desorden público y entrada ilegal a propiedad ajena.
Ese miércoles 4, a las 9:00 a.m., se esperaba que William llegara junto a su abogada, Regina Tsombanakis, pero ni rastro de ellos. La jueza, paciente al principio, intentó contactarlos. Como no obtuvo respuesta, decidió avanzar con otros casos mientras les daba chance. Cuarenta minutos después, apareció la abogada, pidiendo tiempo adicional para preparar la defensa. Brown le dio el visto bueno y reprogramó la audiencia para el 26 de junio.
Pero aquí no acaba la historia.
Aunque Levy se declaró inocente al principio, medios como Las Top News, citando a People en Español, aseguran que su equipo legal está valorando que el actor se una a un programa especial: el famoso NDP (Non-Diversion Program). Este tipo de programa busca trabajar temas como problemas con el alcohol, manejo de la ira y otras conductas peligrosas, una movida que muchos interpretan como una jugada legal para suavizar o incluso borrar los cargos.
Lo que no queda claro es si esta nueva estrategia busca evitar un juicio más complicado o simplemente limpiar un poco su imagen. Lo que sí es evidente es que, con cada paso que da, Levy se aleja un poco más del galán impecable que enamoraba en la pantalla, y se mete más en la piel de un personaje bastante más polémico.
La prensa no lo suelta, y el público tampoco, pendiente de cada giro en este caso que, más allá del chisme, toca temas sensibles como el abuso del alcohol y el comportamiento de figuras públicas frente a la ley. Por ahora, solo queda esperar a ver qué pasa el 26 de junio, cuando, esta vez sí, se espera que William Levy dé la cara.
